Convidando a papá (1a parte)
Algo parecido a lo que sucede en American Transfer de John Dos Pasos. Esta historia se entrelaza con otras en la misma medida que la vida de los personajes transcurren en la ciudad de los rascacielos donde los inmigrantes progresan económicamente, y su entorno nos va dejando el reflejo de los logros que pudieron conseguir. Son historias de hace unos cuantos años, cuando la estatua de la libertad ya había atraído a miles de personas en busca del sueño americano. Más bien, es la continuación de las que nos narra su autor en su novela, o pudiera ser el preludio de las que millones de tercermundistas buscan en los países desarrollados. Cuando el consumismo estadounidense atrajo a muchos latinos, y el mercado de los alucinógenos para los jóvenes norteamericanos los embelesó, aquí muchos trataron de conseguir el sueño americano, traficando con la droga que por allá querían. Era normal ver jóvenes que deambulaban de aquí para allá, y de allá para acá, todos engreídos, porque habían logrado no sólo ir al país del Tío Sam, sino que venían a gastar sus dólares, mientras nosotros, los que estábamos casi niños los admirábamos. Algo parecido a lo que sucedió con la yerba (la marihuana), hasta que los gringos la cultivaron y la adoptaron como suya. Es más: "Nos acostumbramos por muchos años a vivir en ese idilio en los que viajaban en busca del sueño americano, eran una especie de héroes".
Y todo cambió, para bien o para mal, cuando el negocio de la droga creció, y los países de la cortina de hierro cayeron aturdidos ante el desarrollo económico de occidente que podía darse el lujo de consumir a un alto costo el oro blanco. Los jóvenes se embelesaron con lo que era prohibido para los gobiernos, y así como el Capone logró dominar en los bajos fondos con el negocio del alcohol cuando este fue considerado ilegal, el mercado de la droga se convirtió en el mejor de los negocios. En Colombia, muchos se aventuraron a tratar de conquistar estos nuevos mercados, y tras esas aventuras muchas historias se fueron entrelazando en donde se confundieron los buenos y los malos porque con los dólares acumulados muchos se convirtieron en los Robin Hood de nuestro tiempo. Las realidades se distorsionaron. Incluso, gentes que vivían cómodamente, y que podían darse una vida llena de lujos, también se decidieron por este nuevo negocio. Hoy, a todos los tercermundistas, las angustias generadas por este flagelo, a todos nos afecta. Convidando a papá, puede ser una historia real o irreal.
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