Extrañas historias, y de corazón.
Digamos mejor, son expertos en esas artes de vigilancias sutiles donde te van enviando un mensaje y con la sola mirada ya te están informando de que algo no está bien con su presencia, o que te estaban esperando como si lo tuvieran en algún enredo en medio de esas lenguas que tanto se escuchan por las calles, y desde ya presiente que lo están vigilando. Si. Paranoia dirá Puede ser. El hecho es que a donde llega algo raro sucede que aunque son coincidencias están esos personajes que sutilmente no les cae bien porque evitan el saludo y como si no quisieran que hubiera llegado a vivir aunque tampoco sepan que fue obligado por las circunstancias de familia, y debido a que es una historia que a trascendido desde que tengo uso de razón, parece que ha sido marcado igual que a muchos de esos personajes que nos cuentan las películas, y que seguramente lo ha visto en la vida real. Todo mundo está pendiente de saber qué hace o qué dice. Y mucho más, si saben que es un bloguero de esos que andan contando historias y incluso de los que se le acercan y con sus actos le están diciendo que no es bien recibido. Veamos, tal vez no conozca de esas personas que son amenazadas mediante ardides que van desde poner nervioso a un familiar cercano o ha algún conocido, y así le van creando la zozobra mental y como si fueran de ley hay otros que por lo alto están dando órdenes para amedrentar. El autor lo vivió desde muy niño aquí en la ciudad donde nació y tuvo amigos muy al estilo de los que decían de personajes que fueron presidentes y tiraron piedras de jóvenes y hoy son leyendas por sus buenos gobiernos. Amigos que hablaban pestes del estado y hacían escándalos públicos, o dirigían actos en las protestas y después, hoy los ve pensionados de ley, incluso como lo cuenta un personaje sobre los imaginarios. Y uno claro que no. Se imagina ver a una persona ida de si misma. Antes le decían que se llevaba en la sangre y que cuando había cambios de luna se enloquecían. Los veía corriendo por las calles, o hablando solos. O más bien constreñidos y asustados. Lo hemos vivido y se lo que se siente, y que con sus actos tratan de presionar y desequilibrar mentalmente. Hay familias de familias. Y porqué no, estos los enloquecían. En Bogotá conocí mucho casos de esos. A cuántos no ha visto atropellados por un carro. Ud. abre su celular y en los Wifi se encuentra con cosas raras: En fin, mira por una ventana y se parece a alguien que no se mueve y está como escuchando lo que se está hablando dentro del apartamento con uniforme parecido al de un colegio o al que utilizan los empleados que trabajan con esos consorcios de limpieza de la ciudad, y muy recién que está publicando un blog sobre otra ciudad donde vive contando parte de lo que ha oído detrás de unas paredes, y entonces entiende que podrían estar refiriéndose a él. Y es que además en su misma casa vive una especie de cuasi infierno porque hay discusiones vacuas y bobas debido a un familiar casi que enfermo mental en que los enreda con discusiones baladíes y que seguramente los vecinos pudieran creer que los están ofendiendo, y así se va cayendo en esos estados mentales que uno no sabe qué hacer por lo que esta viviendo, y cree que en realidad lo que dicen acerca de lo que le puede pasar es cierto. En Bogotá en un interior a cuenta de esto y debido a que estaba convaleciente por salir de un hospital y a pesar de haber pedido la razón comenzó toda una ordalía de persecuciones en la misma casa donde timbraban a las horas de las noches y le salían gentes del mismo vecindario para ofenderle incluso para los ñeros como se les decía a los que utilizaban para sus fines en una ciudad tan grande que es imposible que todos supieran lo que estaba viviendo, con el fin de no dejarlo salir del encierro sicológico por las circunstancias que estaba viviendo Situaciones parecidas y hasta casi idénticas con la diferencia es que ahora se están sucediendo casi que diario desde recién llegado tal y como sucedió en un barrio - El Jordán - otros personajes de calles donde allí le salieron junto a un vecindario acucioso, y que luego con el tiempo le salieron otros y otros hasta que lo atracaron donde casi lo matan al lado del colegio Alberto Castilla en una seguidilla de innumerables sustos y denuestos por las calles que ahora parece no terminar, porque pareciera que están tomando nuevos impulsos, y que en el entorno en que vive a diario es como si fuera de esos mundos que uno no comprende. Así han sido todas estas historias y esperamos que no continúen. En este país todo puede suceder. Que no nos enloquezcan o nos....No se qué decir. Incluso he sido asaltado muchas veces por cuenta de otros que los azuzaron en la creencia que había algún billete.
Digamos que utilizan la sicología de la misma manera que hacen autoridades para descubrir delincuentes, pero que en este caso es para fregar a otro, a cuenta de otros. Ah... Se me olvidaba. Duré años escuchando voces desde que me enloquecieron, pero también hay otros que cada que me veían me hablaban por las calles disimuladamente, y hasta me miraban feo. En fin, aunque podría hacer dos o más libros bien redactados con lo publicado en estos años, me gustaría los leyeran antes, para que sepan todo lo que puede sufrir una persona cuando otros lo enredan con sus montajes en un país de leyes y libertades.
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