Introducción

Estos blogs originalmente fueron escritos en El país.es pero debido a mi imaginario particular muchos de ellos nunca se pudieron publicar, porque en el momento de editarlos me los borraban en medio de una extraña estratagema que viene desde que comencé a hacer unos cursos en el Sena virtual.edu.co.

Los que se han publicado han tenido numerosos errores garrafales, no solo por el tiempo de que disponía, sino porque los dueños o administradores de los cafés internes, haciendo parte de esa cacería de brujas que se ha cernido en nuestro país, le apostaron a que no me dejarían salir del incordio sicológico a que me llevaron unos mendaces que se robaron la herencia de un apartamento, y me dañaron durante años cualquier tipo de negocio o actividad económica que quisiera emprender, sin contar con las varillas que tengo en la columna y los inmensos daños económicos y sicológicos que me han ocasionado.

Ha sido una tortura sicológica bien orquestada, que incluso impidieron que pudiera conseguir un posible trabajo con una entidad estatal, fuera que los bribones haciendo gala de su buena sabiduría de rapiña que en más de una ocasión me agredieron casi hasta la muerte. Un contrato que tuve con el Bienestar Social del Distrito, tuvo tantos contratiempos en el que no solo fui llevado casi hasta el manicomio o al cementerio, mientras unos subcontratistas creyeron que se habían ganado conmigo la lotería, y no descansaron hasta quedarse con las ganancias, mientras en las calles los delincuentes salieron a ver qué podían conseguir. No descansaron, y parece que todavía  hay otros que continúan en esta creencia, o simplemente quieren tapar todos los delitos de lesa humanidad que cometieron contra una persona, en el que los trabajos sicólogicos han estado al orden del día.  Y lo mejor de todo esto, es que esos consabidos imaginarios me han perseguido desde que tengo uso de razón como si existiera un extraño estigma alrededor de mío. Haber sido autista, o serlo, permitieron semejantes galimatías por parte de estos rebuscadores que más bien actuaron por cuenta de un posible dinero que se podían conseguir por cuenta de unos familiares, o que también los enredaron, con los cuales para hacer claridad ni siquiera los conocí e intimé con ellos, pues tengo hermanos medios u otros familiares con los que nunca he hablado ni creo conocerlos. Como buen autista tal vez, así como otros que por ahí andan he soportado sus oprobios, que si el autor fuera un delincuente, o hubiera caído en sus celadas de provocaciones e infamias,  tal vez ya estaría muerto.

El autor ha decidido que los blogs publicados en ese periódico virtual, editarlos nuevamente para corregirlos en éste, con las fechas exactas en que se fueron publicando. Hay que decir, que tras cada blog siempre ha habido una amenaza. Han sido orquestadas por esos vigilancias de calles, qué más bien parecieran de rufianes. Incluso hasta en sus vocinglerías cuando me han gritado desde sus motos o carros de donde me han injuriado en tonos amenazantes y desvergonzados.

Sus hostigamientos han sido bien dirigidos y planeados, que a uno le da tristeza el saber que existen personajes dispuestos a hacer el mal, y a sabiendas que quienes los orquestan son imaginarios que presumiblemente ya son pensionados o están por lograr sus propósitos, mientras gozan de la buena fama entre los suyos. Cuando comencé a crear y escribir "Un Autista en Colombia", mis hackeadores hicieron lo imposible para evitar que saliera del letargo mental a que me tuvieron sometido durante largos años, que no han pasado en vano por que la era del Internet ha facilitado que cuente estas historias en un país que existe la libertad de pensamiento.

Hay muchos que se inventan sus historias en las que todo mundo les cree, y uno resulta siendo el peor de los villanos, e incluso terminan creyéndose sus propias mentiras. Si cualquiera tuviera a bien leer todos los blogs que he redactado, sabrá lo que puede pasar a una persona si termina enredado en medio de estos imaginarios. Cuántos habrán o estarán así sin que nadie lo sepa, mientras sus victimarios se empecinan en enloquecer y amedrentar.