Literatura y política

Escrito por: jesusantog el 15 Feb 2010 - URL Permanente escrito en El País.com
Publicado en esa época en El País.es

Ahora qué se sabe que los restos de García Lorca no se encuentran adonde se creía que estuvieran, y que Miguel Hernández a quien Serrat popularizó con sus canciones, en "No quise perseguir la gloria de..." el pastor de los rebaños de ovejas, quien murió en una mazmorra en la dictadura de Franco, a veces nos ponen a pensar que los escritores se equivocan en cuanto a los destinos de sus pueblos, pero que con el tiempo serán recordados por sus escritos.

No recuerdo muy bien si "Un poeta en Nueva York, nos rememora su estadía en esa ciudad, o si fue adonde con Pablo Neruda a dúo compusieron unas de sus mejores aventuras literarias en las vidas de los dos poetas. Un poema a dúo.

El uno perseguido, y el otro un diplomático que se dedicó a salvar vidas en esa época de la caída de La República Española bajo las huestes de los amigos de Franco, quien logró entre otras cosas consolidarse en el poder, a pesar que el eje Berlín, Roma y Japón cayeran en manos de los aliados, y con ésto el fin de la segunda guerra mundial.

Escritores como éstos hay muchos. Unos que se comprometieron políticamente, y otros que no. El famoso realismo que inspiraron a los escritores rusos, y otros que con el tiempo en la dictadura de Stalin terminaron purgando en las mazmorras del frío siberiano sus aventuras literarias, tal y como fué el caso de Alexander Solshenizyn, o el de Padilla en la Cuba socialista.

Han existido muchos, y presumiblemente pudiéramos decir que se equivocaron en su tiempo, idénticos a los escritores que defendían sus ideas en la busqueda de conseguir sus ideales.

Aquí en nuestro país, Vargas Vila es un ejemplo. O la de Porfirio Barba Jacob que anduvo la mayor parte su vida en Centroamérica defendiendo sus ideas. Algo parecido al sueño de Bolivar que no caló en los imaginarios de los que había liberado, mientras Santander preconizaba la defensa de la ley, y de la constitución por encima de todo; y que nos ocasionó al fin de cuentas una América dividida entre polos opuestos en política.

Si. Marco Fidel Suárez mantenía obnubilado en sus escritos, mientras perdíamos a Panamá definitivamente, o mucho antes Rafael Núñez, a quien recordamos más por su Regeneración con la constitución del 1.886, que por su poesía. Podríamos decir que la mayor parte de los literatos andan como dijé. Y sin embargo nos describen el mundo en que vivimos con sus personajes. Algunos como en el caso de Suárez o el de Rómulo Gallegos en Venezuela llegaron al poder. La mayoría no. Tal vez porque no lo quisieron, o porque simplemente se equivocaron en su tiempo.

Aún así todavía creemos que un novelista o un poeta que se dedica a escribir sobre el reflejo de la realidad que lo rodea mediante sus personajes traspasa ese limite entre la literatura y la política, conllevando muchas veces a que sus obras igual a las de sus vidas sean perseguidas. En china lo hizo Mao Tse Tung muchos años después de haberse instaurado en el poder, en Chile Pinochet tan pronto se tomó el poder por la fuerza contra Salvador Allende.

Todavía no discernimos sobre esta diferencia tan sutil entre literatura o realidad. Ni siquiera en autores como García Márquez, Bioy Casares, Borges o Sábato.

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