Los Makiavelos*
Publicado en esa época en El País.es
Todo, vale. En estos mundos imaginarios todo puede suceder. La ética y la moral de la que nos hablaban cuando estábamos niños en los colegios, o el manual de las buenas costumbres al que los jóvenes teníamos que acudir siempre(la urbanidad de Carreño), para saber sí nuestro comportamiento estaba acorde con la sociedad de la que hacíamos parte, con el advenimiento de la televisión, la influencia de la radio que nos embelesó con sus melodramas, y el desarrollo de la tecnología con la llegada del hombre a la luna, la democratización de la internet a pesar que todavía es costosa para millones de nuestros congéneres, en este universo globalizado, ha terminado por cambiar nuestros modelos de vida, y nuestra forma de pensar en esta sociedad de consumo. Ni Jean Paúl Sartre ni Buñuel ni Picasso llegaron a suponer que nuestros imaginarios irían a cambiar tanto en el transcurso de unos cuantos años en una misma generación.
Nos pareció pecaminoso cuando Buñuel en una de su películas nos invitaba en una fiesta frugal, a degustarla en un inodoro, en una crítica que en su momento fue mordaz, pero que ahora ya no lo es. Una sociedad amoral, podríamos decir. Y no. Los medios de comunicación nos han acercado a tantas realidades sociales, que la muerte es tan normal, que seguramente en un futuro, los hornos de cremación que utilizaron los Alemanes contra los judíos, serán tan comunes en nuestras nuevas costumbres, porque las cenizas de los que van muriendo serán los recuerdos materiales de los seres que nos acompañaron. Un mundo menos idealista. Si los Mexicanos adoraban a los muertos y los embalsamaban para que siguieran recordándonos que estos personajes existieron, y que seguramente todos llegaríamos a esta situación; los tiempos modernos son simplemente la confirmación que la vida lo es hoy, y solamente hasta cuando la podamos disfrutar. Y el recuerdo de los que vivieron solo será la medida de lo que seamos. Así en estos mundos, los makiavelos son prácticos, en la que con sus argucias y sus marrullerías, nos hacen creer que todos somos así. Y si en algún momento de nuestra historia supusimos que con las ideas se movía el mundo, mientras tratábamos de combatir a estos personajes, ahora son tan comunes , que con tan solo nombrar a la novela de la Celestina por la historia que nos narra, o los mundos de Boccacio y el Dante que nos describe Fellini en sus películas, o la historia de la Biblia de Sodoma y Gomorra, no son nada; ya que en nuestro día a día, estamos tan acostumbrados a todo tipo de informaciones, lo que ya nada nos parece absurdo. Y en estos nuevos universos , los makiavelos están presentes.
A diario los vemos.
*Post data: Nuestro idioma es tan complejo, que el autor en vez de escribir(decir) Maquiavelo, prefiere decir Makiavelo.
A diario los vemos.
*Post data: Nuestro idioma es tan complejo, que el autor en vez de escribir(decir) Maquiavelo, prefiere decir Makiavelo.
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