El arte de enloquecer 24




Era una pesadilla terrible, y había durado años. Es más, nunca le he podido ver su rostro. En aquella casa de malas pulgas, cuando salía uno de sus vecinos estaba pendiente. Escuchaban con sus chismositos. Con aquellos aparaticos que venden en San Victorino o en los San Andresitos, y que les permite oir tras las paredes. Muy simpáticos, y risueños para todos los que los conocen, pero con uno...Una casa bella. Destartalada. Allí había llegado "El Embrujado" después de muchas persecuciones no resueltas por parte de sus perseguidores, en la que no dieron nunca su brazo a torcer. Se habían quedado con un apartamento en la Fragua, una casa en Bellavista adonde un gendarme muy mayor dejaba su revólver colgado a la vista en la entrada de su tienda, mientras éste todo ido de la cabeza, tomaba su licor. Lo querían ver muerto. Era un negocio muy bien hecho. De esos trabajos que podríamos llamar de los mejores en "El arte de enloquecer" mediante los cuales, podía resultar muerto. Lo quisieron matar allí, llegando a esa casa en una noche muy temprano. Y todos conocían quiénes eran. Es más. Una mujer disfrazada de muchacho, y otros dos más. En el "Lago Timiza", orquestaron la peor de sus argucias, y como hábiles mercaderes, ponían rejas y rejas adonde no les correspondía. Los contratos hechos en el Bienestar Social del Distrito sus originales quedaron allá  porque en la casa donde vivía quedaron rotos y vueltos nada porque según sus familiares, se habían dañado por la humedad. Es curioso. Fue drogado por alguien sin este saberlo, aunque desde hacía algunos meses había comenzado a escuchar voces.Después comenzó a entender que le hablaban en las calles, esos mercaderes regalados de calles. Unos nauseabundos personajes, que eran capaces de robarse hasta un estornudo. Y lo tenían en la mira. Si así fue como supe de esta noticia.

Estos trabajos son tan ingratos, que cuando uno sale, el vecino ya está preparado para salir. Lo sigue. Otras veces, Ud anda por esas calles y ve que un hermano suyo  marcha adelante suyo. Lo quiere alcanzar, pero éste va tan rápido, que no lo logra. Estas son sus estrategias favoritas. Y aunque se parece al que dice, llegando a "La casa embrujada" y muy cerca de donde funciona una estación policial se encuentra llamando por un teléfono público a otro muy parecido al hermano y al que vio. Duda. Y sin embargo éste se lo confirma, lo está mirando de reojo como si en verdad fuera éste al que vio en esos días, y trata de disimular. Llega a una tienda a comprar el mercado, y Ud. confiado lo recibe en una bolsa, y cuando llega a la casa le han dado otra cosa. A veces dice que va a ir a una parte, y allá uno de los vecinos lo está esperando haciéndose el loco. Los gamines le salen a provocar, y los viciosos que Ud. ha visto en el barrio, lo ofenden. En la última, antes de salir de aquella casa, lo quisieron enredar con policías, porque según estos personajes, después de haber vivido durante más de treinta años en aquella casa, era un...¿cómo se dice?

Resulta, que la primera inquilina que tuvo aquella casa después de haber muerto la tía, decidió que tenía que entregársela en arriendo y en buenas condiciones. Como más de un millón de pesos en su momento costó el arreglo. Y uno tan compungido, porque aquel familiar hijo de ella, estaba tan pequeño, decide que había que ayudarlo, y con otro que conoció en San Victorino que ya le había hecho unos trabajos en el Lago Timiza, los que no hicieron aquellos hijos de imaginarios porque colocaron rejas y rejas, adonde no tenían que colocar; y que después que estuvo loco recién salido del hospital casi lo hace llorar con sus rezos, con el cuento de que las varillas mi Dios las iba a derretir dentro de su cuerpo, para que así lo pudiera seguir andando. Casi lo acaba de enloquecer con su cuento. Después supo que sus hijos se habían vuelto imaginarios, y en cambio...No sé. ¿Verdad que me creen? Que a Ud. lo sigan, que le hagan creer que se es un forajido, cuando lo han robado, y que todavía anden tan campantes en esas solidaridades persiguiendo a ver qué más consiguen.

Y claro que en agradecimiento, aquel muchacho ya crecido casi lo mata en la misma casa, y lo obliga a salir asociado con esos vecinos malacarosos, que aunque aparentan ser de los mejores hombres de ley, en realidad se parecen a los ladronzuelos que mancomunadamente participan en sus complots.

Una casita barata. Pero aún así, en medio de aquel enredijo en realidad lo que quieren es que no se percate de un legado que le corresponde por ley. Y claro que no la va a reclamar porque sino, ya estaría muerto, pero éstos...

Enloquecen a los que pueden por...

Y claro que en esos ríos revueltos trataran de  ganarse cualquier bicoca.

Ya lo pueden ver. Así son estos personajes.
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