Vigilancias privadas y seguridades ciudadanas 3

Escrito por: jesusantog el 26 May 2011 - URL Permanente en El País.com 

Publicado en esa época en El País.es

En este contexto también podemos entender que las vigilancias privadas están en consonancia con las seguridades ciudadanas por unos cuantos particulares que pueden darse ese lujo, porque tienen poder político y económico, donde los que no tienen nada solo deben acomodarse para que también les vaya bien. Dice un viejo adagio popular que "Al que a buen árbol se arrima.. Siempre será favorecido". Así es como ahora podemos ver un país convertido en medio de esta paranoia, rodeado y cercado de informantes de diferentes pelambres en las que todos sueñan con satisfacer sus apetitos personales y económicos. Deben de existir desde los estratos más altos hasta los más bajos donde el que tiene la información y el poder, puede sostenerse. Así nos confundimos. Por lo menos yo. Todavía no entiendo cómo unos particulares salieron a lucrarse a costillas mías, ya que supongo que todo lo que me ha sucedido desde joven pareciera haber tenido un hilo muy común, en la que familiares parecen haber instigado, particulares salieron a ganarse por cuenta de ésta circunstancia alguna prebenda económica (así lo creo), mientras en medio de muchos delitos conexos de provocaciones, intentos de llevarlo a la locura, atracos, e intentos suigeneris de asesinato y robo, y donde supuestas autoridades durante más de cuatro décadas nunca se informaron, mientras todos como en aquellas películas al unísono le gritaban:

- ¡Desgraciado! ¡Mal nacido!

Y además como si todos estuvieran de acuerdo, entre rufianes de diferentes pelambres que se confundieron con comerciantes bien adinerados, personalidades que en un comienzo aparentaron ser políticos, y otros que presionando sicológicamente y usando a los que muy bien utilizan las vigilancias privadas en coordinación con autoridades que para mí bien pudieran ser venales (así lo creo), han usado muchos recursos para llevarme a la locura o a la muerte. Vuelvo y lo repito, para otros que tal vez no han leído lo mío:

"Al que inducen al Delirium Tremen", está en las manos de sus agresores que fácilmente lo pueden llevar a la locura o a la muerte, y hasta donde estoy viendo según lo que he vivido en estos trabajos de sicología y de provocación, donde participaron todo un grupo de personajes en las que estas vigilancias particulares son fundamentales, casi logran sus propósitos, aunque como en el caso mío, sí la víctima queda viva continuara supeditada a que que cualquier rufián la mate impunemente.

De cualquier manera tratan de rebajarlo moralmente, y cualquier aparecido es mejor que uno, mientras le gritan y hacen creer que está loco o es un degenerado. En cambio ya está por cuenta de esos rufianes de calles, en las que posiblemente pueden ser asesinos, y cualquier cosa le puede pasar, y los que han instigado resultan lavándose las manos. Lo que contaban es que el autor por haber andado en las calles vendiendo sus cachivaches al por mayor, haber vendido libros en los buses, en las plazas de mercados y centros comerciales acabó por terminar entendiendo la manera cómo a una persona se le puede llevar al cementerio impunemente, aunque supuestamente no existan pruebas. Un trabajo sibilino en que la sicología la conocen muy bien sus perseguidores, que saben usar los enredos de familia, y en la que metiendo a más de uno, uno termina expuesto a que cualquiera lo mate. Después terminan diciendo de que fue que un demente lo mató, que se le arrojó a un carro porque estaba loco, o porque tenía la costumbre de hablar solo, o buscar problemas a todo aquel que se le apareciera. Y claro que este tipo de trabajos es el peor, porque los delincuentes no son uno, sino muchos, como en aquella historia que nos contó García Márquez sobre: "Una muerte anunciada". 

Así es como el Estado termina convertido en un cegatón porque nadie se da cuenta de lo que acontece, mientras los particulares resultan ejerciendo la ley en su provecho, y tal y como me sucedió terminé con una fractura en la columna vertebral, con la ayuda de unos aúlicos que fueron saliendo y saliendo para impedir que yo regresara a la normalidad de mis facultades mentales, e incluso con el temor de que en algún momento me pudieran sacar de este mundo. Yo lo llamo delitos de lesa humanidad, porque se han hecho contra una persona en el transcurso de muy buena parte de su vida, como a los delincuentes que les dan cadena de prisión de por vida por sus conductas antisociales, y en cambio el mío por cuenta de un extraño complot de policía en la que parece que sus autores fueran unos comerciantes bien adinerados, unos familiares y acuciosos personajes de calles, que quisieron ganarse su lotería, o por qué no, detrás de un extraño estigma haya algo más enredado que lo que uno puede imaginar.

- ¿De qué se enamoraron? Me pregunto.

Por eso el autor, ante esas circunstancias tiene que decir que está tratando de hilvanar estas historias de diferentes formas para que se sepan. Más bien podrían ser las historias de un pelagatos. O simplemente las historias de un ido de sí mismo. Así es probable que lo digan quienes me han ridiculizado, pero no han contado cómo lo hicieron. Que se vayan a la ficción y comparen las películas de "La naranja Mecánica" o la  de "Escapados sin Salida" con Jack Nicholson, y entonces comprenderán que este tipo de trabajos existe. Qué los lavados de cerebro son tan comunes, porque lo hacen entre bambalinas como en las obras de teatro en donde están las amenazas sutiles mediante sapos y constreñidores, que se equiparan a los delincuentes bien informados. Mucho más cuando sutilmente lo hacen familiares o vecinos.     

Cuando el Estado cede sus facultades en cuanto a vigilancias y seguridades ciudadanas, como acontece en nuestro país, cualquier particular puede terminar perseguido por cuenta de estos personajes que tienen el poder económico y político y que en algún momento pueden resultar por cuenta de esas circunstancias en siniestras.

- ¿Verdad que no me creen que ando cuerdo?

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