Las otras guerras 3

Escrito por: jesusantog el 14 Ago 2011 - URL Permanente en El País.com
Publicado en esa ápocaa en El País.es
 
Quién lo fuera a creer. En la década de los setenta en la época en los años que los Beatles nos entretenían con sus canciones, mientras en nuestros paises subdesarrollados la juventud protestaba por la visita de Nixon, el imaginario del socialismo nos signaba que el mundo podría ser mejor, si siguiéramos su ejemplo. Y no faltaba quén dijera lo contrario. Los estudiantes que iban a esos lejanos mundos adonde el proletariado se había impuesto, cuando regresaban nos contaban que allí se vivía en medio de una paz  donde el hombre podía laborar para satisfacer su libertad, y saciar el hambre y la miseria que nos deparaban estos capitalistas inclementes. Mucho antes que el muro de Berlín cayera. Precisamente en la Alemania dividida se podía avisorar el contraste. Los señuelos de ese capitalismo desbordante mediante el sofisticado desarrollo de los medios de comunicación, creaban en sus coterráneos de la Alemania Democrática , unos ideales de progreso que estos no tenían, porque a pesar de no aguantar hambre, la diversidad de los productos y la propaganda del capitalismo, les generaba un conflicto con lo que vivían, mientras la burocracia podía a manos llenas disfrutar de las muchas liberalidades que los del común no tenían. Sin embargo, tanto en estos países de "La Cortina de Hierro", como en la de los países de la Europa Ocidental, se respiraba otro ambiente, en donde según nos decían los que fueron a las tierras del mundo escandinavo, la cultura de sus gentes y su respeto por el medio ambiente, fuera de una moral que en nada se parecía a la ambición desmedida por lo ajeno, se nos parecía tan extraña, adonde unos incultos como nosotros, teníamos que sobrevivir ante el ladronismo que por aquí primaba.
 
En esos países se respiraba, según nos decían aquellos personajes, cualquiera dejaba la puerta abierta de su casa, con la seguridad de que ningún ladrón se atrevería a irrumpir con sus mañas y sus modales, dentro de los límites de aquellas libertades.
 
Con la caída del Socialismo y del "Muro de Berlín", se desvanecería un sueño en el que millones de personas creímos, y que como resultado nos dejaron la llegada de Fidel y el Che en Cuba, los libros sagrados de Mao Tse Tung, y toda una serie de movimientos sociales que convertidos en grupos armados, y otros como los de Allende, trataron por todos los medios de redimir a los pobres en América Latina.
 
Al fin y al cabo fue un sueño no realizado.
 
Tras estos sueños, las ideas sobre el peligro del comunismo que fue orquestada en nuestro continente y en el mundo, forjaron dictaduras al estilo de Brasil, del Perú, Bolivia. Chile, Guatemala, que conspiraron contra las más mínimas libertades de derecho de expresión en estos países.
 
Pero a pesar de todo, siempre creímos que lo que acababa de acontecer en Inglaterra con los desmanes provocados por unas masas desesperadas, que fueron llegando de Africa, de Asia, de América Latina, a conseguir sus sueños, hubieran transformado tanto los conceptos de los imaginarios que antes teníamos de éstos. Los rusos resultaron ser partícipes de los conglomerados mafiosos para enriquecerse, en la Europa que tanto ha seducido a muchos inmigrantes, y se convirtió en el infierno adonde el racismo prendió la llama de esas desigualdades económicas que son el motor de las guerras y las injusticias, adonde aquellos policías que antes considerábamos los mejores del mundo por su buen trato y su cultura, como la Scotland Yard en Inglaterra, resultaran asesinando a un hombre de origen negro, que rebozó todo un maremagnun social que todavía no termina; después que en Oslo (Noruega) en un país adonde la juventud todo lo tiene, un joven demente que está convencido de que todos los inmigrantes son el peligro para la estabilidad de su país y de Europa, muy a su manera decide hacer justicia por su propia mano, convencido que lo que Hitler hizo en su momento, es la panácea para la salvación de la Europa amenazada por la invasión de las gentes venidas de esos otros continentes donde la pobreza es el pan de cada día. Y éso que no hablamos del poder del narcotráfico y su influencia en ese maremagun social, que también nos atañe.
 
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