Democracias impías & Trabajos sucios


Escrito por: jesusantog el 09 Oct 2011 - URL Permanente
Publicado en esa época en El País.es

Ahora que hablamos de democracia, bien pudiéramos recordar la novela de Gogol. Un comerciante que como los de hoy, se dedica a comprar las tierras de los siervos muertos. Son esos negocios oscuros en los que se ven inmiscuidos agentes estatales, particulares, grupos políticos, y vividores de las miserias y congojas de los más desafortunados que tienen que regalar o abandonar sus bienes materiales a cambio de la vida. En nuestra historia la vemos todos los días. Nos hablan de los grupos ilegales, y de la delincuencia que desborda nuestro país. Y como en el caso mío, tuve que abandonar la posesión de una casa después de más de treinta años, porque si no...

Es muy probable que ésto no lo estuviera contando, y porque pesa más la historia de una vida a la que he sido sometido por cuenta de esos imaginarios filibusteros que por dinero son capaces de matar a otro subrepticiamente, aparentando un vil negocio de familia, o una reyerta en la misma casa; mientras en las calles era zaherido por delincuentes, que muy seguramente provinieron de aquellos mismos encargados de protegernos de las infamias.Estos negocios son tan cetrinos, que con solo contarlas nos dan asco, pues el que las ha vivido, con el solo hecho de recordarlas, se siente como los esclavos en la época de la colonización española, o la que vivieron en la roma imperial, cuando el derecho de la propiedad privada y occidental se estaba gestando, donde los que no podían pagar sus deudas terminaban esclavizados ante sus prestamistas. O como lo dicen los libros de historia, un mundo en donde las guerras y las conquistas de tierra por razas, terminaban por esclavizar a los perdedores.

Si la novela de Gogol nos cuenta una historia sobre la compra de tierras por parte de Chichikov, a los herederos de los siervos muertos; algo parecido que en estas democracias también se da.

Votan los muertos en las elecciones. Muchas veces se da el caso que lleguen desde otras regiones del país votantes que quieren influir en la elección de algún poderoso que cuenta con los recursos suficientes para hacerlo. O que como nos dicen los periodistas, bajo el poder de las armas de los que usurpan el poder en territorios adonde la ley del estado no existe como tal, o que existiendo no gobierna porque no manda; deciden por quien votar.Son democracias impías. Imperfectas en nuestro argot.
 
Los trabajos sucios son las maneras como constriñen, compran los votos, o ponen a votar a los muertos muy a semejanza de lo que nos cuenta Gogol, aunque su época era diferente; pero que la intención es la misma.

La propaganda negra también existe. Y se da desde todos los lados.En estos países adonde se confunde la política con la  la ambición desmedida por el poder de los que lo tienen, o que teniendo los recursos económicos que se han conseguido con la droga o el negocio del secuestro, para conservar y seguir ejerciendo su dominio, usan a sus esbirros que no son más que los desocupados que viven al vaivén de los que les dan la oportunidad, y así los aventureros de todas las layas se aprovechan por que no tienen principios, o porque los incautos  caen en sus redes.

Y lo hacen desde los mismos grupos políticos o de miembros de autoridades venales que también quieren conseguir algo en ríos revueltos.Estando muy joven, casi un niño; ilusionado por una de esas campañas partidistas, cuando el MRL que dirigía el el Dr. López Michelsen, sin saber casi nada de política pero sí algo de historia patria, motivado por una organización partidista, con gastos pagos fui a participar y a colaborar en aquellas elecciones en favor de los partidarios de ese grupo de izquierda.

En el Libano, Tolima. Una región que muchos años después me recordaría a un Aldana, porque creo que se relacionó con el amigo encargado en aquella región (Cuchumina); quien fue el artífice de que yo fuera a vigilar los supuestos votos de los simpatizantes de dicho grupo político.

Y como en todo ese tipo de trabajos sucios, aquel amigo que me estaba esperando con los brazos abiertos, sin entender cómo ni por qué, me entregaría unos papeles difamantes para que le pagara a otro del pueblo, y los repartiera. Nunca se me olvidará. Eran blasfemias  donde se hablaban contra otro candidato del ala liberal, y donde se decían cosas imposibles de probar, pero que con ellas podrían hacer mucho daño
.
Muchas cosa me seguirían sucediendo durante toda la vida, ya que había sido utilizado sin saberlo desde muy niño. Aquella propaganda negra, no sé si pudiera haber hecho algún daño; pero lo que si sé es que el amigo moriría atropellado por un carro. Un amigo desorientado de la vida, igual que yo. Yo sufriría otros percances  por cuenta del autismo, y  los intereses económicos de una familia y toda una horda de sapos y rebuscadores que me fueron saliendo, como si en verdad yo fuera la lotería que haciéndome algún mal mediante el desprestigio, tendrían las puertas abiertas al triunfo, que ahora ni entiendo a esta clase de canallas.
 
Aquellos imaginarios que les gusta trabajar con el cerebro de los demás para atormentarlos no se despegarían nunca, hasta enloquecerme completamente, en un país adonde este tipo de trabajos son tan comunes; que estos personajes pasan como los verdaderos benefactores y sustentadores de un sistema social, donde es normal que se queden con casas ajenas de maneras subrepticias.Miguel Angel, aunque hablé por ahí en un blog acerca de su amistad, me lo diría de manera parecida. Los empleados del antiguo canal de Panamá en su gran mayoría, nunca disfrutaron de sus pensiones vitalicias por sus trabajos. Siempre terminaban muriéndose de algo, como si los mismo médicos los mataran.Y todo tan legal.

Así parece que en nuestro país todo este tipo de trabajos se han vuelto tan comunes, que como en el caso mío, los ladrones de ley consiguen casas baratas. Firman contratos de compraventas de bienes raíces, y no los cumplen. Por la fuerza se adentran en los bienes que no poseen, y matan a los que los tienen.

Hablan tan mal de sus víctimas, que todo el mundo se los cree. Y uno termina siendo el villano, cuando en realidad se ha sido durante toda una vida una víctima de Estado, por cuenta de una extraña historia de familia, donde parece que estos personajes de ley obedecieran más a los instintos del poder del dinero y de los comerciantes, que a lo que la ley les dictó
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Y todo en democracias impías. Imperfectas. Mediante trabajos sucios, adonde utilizan a la plebe, sus leyes son más que personales.

Uno termina siendo el peor de las especies
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Loco. Irreconocible. Inmoral .Los ladrones y drogadictos le salen también a tratar de ganarse algo por cuenta de uno. Los maricas y prostitutas aúllan por doquier, con tal que pierda el sentido de la realidad.Así los criminales pueden realizar su labor fácilemente.Que los trabajos sucios que hicieron, pueden teminar siendo parte de su curriculum vitae, para sus próximas labores ante inescrupulosos dueños de poder y de dinero. Eso lo que cualquiera puede presumir. Serán sus hojas de vidas para aquellos que viven de estos negocios oscuros.
 
Algo parecido a lo del personaje de "Almas Muertas" de Gogol.

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