Las escuelas en democracias imperfectas

Escrito por: jesusantog el 17 Oct 2011 - URL Permanente escrito en El País.com

Quién no recuerda a "El Golpe". Pawl Newman y Robert Redford. Dos timadores que se idean una estrategia para robar a los malos(mafiosos), donde terminan contentos. Y con su astucia nos enternecen. Pero en estos imaginarios que vivimos a diario, a veces creemos que su astucia y vivacidad se parecen a los ladrones que roban para repartir a los pobres, adonde todos resultamos tan comprometidos, que al cohonestar estamos siendo partícipes sin quererlo de esa ideología que la ley no acepta. Así resultamos participando en nuestra imaginación de lo que en lo real no es de ley.

En la trama de esta película, todo es justificable; y como espectadores compartimos con el ardid de estos personajes que nos representan estos dos actores. Un mensaje tan subliminal, que aunque todavìa nos emocionan, en la realidad estamos compartiendo con la estafa que ellos hacen.

Es ahí donde se ve que para hacerlo tuvieron que estudiarlo, y que en lo real los delincuentes también lo hacen. Pero en estos mundos en el que las irrealidades se confunden con el mundo que vivimos, intuímos que muchas cosas suceden no porque se den, sino porque han sido planificadas y urdidas en esas calles inhospitas adonde la injusticia pareciera que primara, y los encargados de protegernos se hicieran los de la vista gorda. En unos entuertos en los que nadie del común sospecha, pero los que los hacen y sus víctimas, lo saben. Los hechos ilícitos corren de voz en voz, pero en esos mundos silenciosos nadie dice nada ni denuncia, por el temor o porque en esos complots donde participan vecinos, familiares, justicieros que se creen de los mejores, y porque subrepticiamente algo se ganan con su complicidad, las víctimas no parecen serlo; sino que más bien fueron los que ofendieron a la comunidad o a una familia, o los ladrones resultaron ser los ofendidos; como cuando Ud. invita a algún desconocido a vivir en su casa. Ud. resulta muerto, o tiene que abandonarla porque sus compinches adonde los que son de ley participan en esos planes siniestros en las que vecinos han movido tanto sus lenguitas, que en esas deformidades de la realidad, su posesión sobre ese bien no es nada porque entre todos lo sacan, lo desaucian, lo acusan de ser un usurpador, y lo despojan de tal manera que si denuncia, de por medio le amenazan a sus hijos. Los ladrones se le burlan en la cara. Y si lo han intentado matar, le insinúan disimuladamente que ellos fueron. Los encargados de protegerlo orquestan por todos lados los amedrantamientos, y las calles para Ud. terminan siendo peligrosas. Usan a los bobos y engañan a los indigentes, y a los que tienen poca capacidad mental haciéndoles creer que Ud. es su enemigo. Si roban,o expenden vicios, cuidan carros, venden la lotería, son mecánicos, o de alguna manera dependen de estos encargados de vigilar las calles, y como se la han cedido a particulares, Ud. no entiende cómo lo amenazan y lo torturan sicológicamente.

Sus amigos, los familiares en los que nunca creyó, fueran a ser tan infames, y resultan paticipando del festín. Ud es una presa y una carnada para todos. Y la ley, la que conocemos en los codigos, lo que creemos que realmente existe para protegernos de estos imaginarios mendaces, solo está ahí, escrita. La realidad es otra. Todos participan. Y es entonces cuando Ud comienza a entender todo ese sainete que se vive en las calles donde su vida peligra.

Lo saben todo.

De la manera confusa en que Ud. va ordenando en su imaginación lo sucedido a través de los años, se encuentra con que los que participaron han hecho su escuela, una escuela que ha sido forjada por otros. Que ha sido elaborada y preparada meticulosamente, así como el montaje hecho en "El golpe". Así lo mismo se da en las organizaciones que delinquen, o en aquellos que en algún momento juraron proteger la ley. Y como síndrome, para satisfacer su inquietud intelectual, hace repaso de lo vivido.

En estas democracias, ceo que estas escuelas existen.

Aprenden el arte sutil de enedar a los demás. E incluso, como lo que he vivido: "Situaciones que parecen salidas de la ficción, no son más que unas realidades hábilmente preparadas".

Son expertos en estas lides de montajes.