No llores por mi, Argentina

Escrito por: jesusantog el 24 Oct 2011 - URL Permanente en El País.com
Publicado en esa época en El País.es
"No llores por mí, Argentina", aquella canción de Paloma San Basilio, que nos recuerda el imaginario del sufrimiento de un pueblo. 

No es solo "Martín Fierro" de José Hernández, aquella hermosa poesía del gaucho acostumbrado a su convivencia natural con el ganado, que como fiel heredero del conquistador español, se sumerge en un himno de protesta contra la privatización de su mundo por parte de los grandes capitalistas que alambraron las tierras donde antes había dado vía libre a sus impetus y sus tradiciones de antaño; si no que con la inmigración proveniente de muchas regiones de Europa formarían el espectro social de los que hoy conocemos como argentinos que dieron los cimientos para una historia donde los golpes de Estado fueron frecuentes, y en la que Perón sería el emblema de lo que hoy llamamos democracia; una democracia fracturada en su momento por sus mismos seguidores, ya que con uno de sus ministros (López Rega) se iniciarían los golpes de estado ante el fracaso no solo de su gestión económica por ser populista, sino porque la muerte del caudillo desató la barbarie entre los grupos políticos de distinta tendencia que en ella se aglutinaban. Grupos que se radicalizaron entre la derecha e izquierda, entre los sublevados que se autodenominaron "Montoneros", y los golpistas militares que asociados con otros del sur del continente, en un plan auspiciado para América Latina por los Estados Unidos, bajo el contexto de la "Guerra Fría" donde según sus inspiradores, el comunismo era el principal enemigo de la democracia occidental, y convirtieron a este país en un verdadero infierno que atentó contra las más mínimas libertades del ser humano. Una política que tuvo seguidores en el cono sur del continente, y aunque logró la desaparición de miles de personas por la sola sospecha, en la que también sus hijos fueron secuestrados por sus verdugos, y les pusieron nombres diferentes a los que  sus padres muertos le habían colocado; los vientos de la recomposicion de un nuevo sistema social y democrático, tras el fracaso militar en las Malvinas , que desacreditaron a los militares que los auspiciaron en el ambito internacional, y también porque el propio Pinochet no los favoreció muy a pesar de ser de su misma estirpe, ya que le facilitó a los ingleses el aislamiento internacional de la misma dictadura que pretendía con esta guerra hacerlos olvidar de su fracaso económico.

Para los argentinos significó la devaluación constante, muy parecida a la del Brasil, adonde el tendero diariamente subía los precios de los productos príncipales de la canasta familiar al arbitrio de esa devaluación en la que los mismos pensionados terminaron en una miseria total.

Una devaluación, que según nos informaron los medios de comunicación en su momento. Acontecía a diario. Algo parecido a lo que vivió Venezuela con Caldera, después del fracasado golpe de Chavez contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Una depreciación de una moneda, que conllevaría a que la democracia se impusiera, y a que los seguidores de aquel héroe nacional que tenía sus mismos contradictores dentro de su movimiento, generara lo que hoy acontece en este país hermano.

Una hegemonía democrática de los Krischner que han logrado grandes cambios dentro de una sociedad que en su momento fue el motor de desarrollo económico en américa Latina. Y que ahora, tras ese triunfo, muy parecido a los avatares que se han dado en Colombia con el famoso centralismo gubernamental, se apresta a reconciliarse para convertirse en la pauta de una democracia estable, que ha logrado borrar hasta ahora, los imaginarios de las dictaduras que frecuentemente los persiguieron.

Otros hablan que tras la sombra del triunfo en unas elecciones, se gesta la hegemonía de una familia con unos seguidores muy conspicuos en el manejo del poder.
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