La cumbre de las Américas.

Quién lo fuera a creer. Un presidente de origen negro, y descendiente de africanos vendría en representación de los Estados Unidos a reunirse con otros 32 mandatarios de América dentro de esa serie de reuniones que se dan a nivel mundial entre países de un mismo hemisferio, para buscar la solución a sus problemas económicos y sociales más apremiantes, y que ya para este momento son seis las cumbres que se dan con ésta. Justo ahora, Obama asiste al encuentro programado en Cartagena para revisar toda una serie de acuerdos y proyectos que se han venido dando desde Quebec , y aunque sus conclusiones siempre han sido auspiciadas por la O.E.A. , han tenido tantos tropiezos porque tras esos encuentros hay otros se han gestado entre los países del hemisferio americano que parece imposible que los acuerdos a que lleguen se puedan cumplir plenamente. Algo parecido a lo que quiso Bolívar en su momento, pero que la incomprensión de Santander , hicieron que que fracasara el congreso anfictiónico con el que soñó Bolívar porque estaba convencido del papel que desempeñarían los Estados Unidos en nuestro continente, y que ha sido así durante todas estas centurias tal y como el mismo que él predijo.
Ahora han cambiado las cosas. Viene un presidente con el carisma de ser uno de los mejores exponentes de la democracia de occidente, que tiene unos problemas mucho más graves que resolver en ese viejo conflicto del medio oriente entre árabes e israelíes, ante un Irán que amenaza con sus prácticas de conquistar el microcosmos del uranio para desarrollar su tecnología nuclear, y que podría terminar en una amenaza para el hemisferio occidental; y una crisis en Siria en la que la O.N.U. mediante sus esfuerzos diplomáticos, no ha logrado que se cumpla el cese al fuego contra los que se oponen al régimen en las mismas ciudades.
Unos Estados Unidos que llegan precisamente al lugar donde en la época colonial los cimarrones (los negros esclavos) se fugaban de sus amos para meterse en esas selvas inhóspitas que constituían las costas del caribe neogranadino, y se organizaban en sus palenques para favorecerse de la impiedad de los colonos españoles. Mientras toda una comunidad de presidentes de estados que van desde los considerados de izquierda hasta los que se alinean de centro en política, bajo el lema del “Encuentro para la prosperidad” enarbolan unas banderas que van desde pedir que Cuba pueda asistir a unas futuras reuniones, ya que el presidente norteamericano en su momento amenazó con no asistir a Cartagena, y en la que el presidente Santos  de Colombia hábilmente  medió ante los dirigentes cubanos con la promesa de insistir en que el bloqueo económico contra Cuba no continuara. Un bloqueo que ante los cambios dados en el mundo ya no son tan importantes porque el derrumbe del socialismo y la conversión del mundo en una aldea global gracias a la tecnología del Internet que ha hecho de la comunicación el principal avance de las democracias occidentales, y porque el negocio de la droga como tal, se ha convertido en el principal enemigo de todos los países del mundo, donde la exigencia de los países consumidores con los Estados Unidos a la cabeza, a los productores que como Colombia, Bolivia o Perú, en vez de lograr el control del narcotráfico, y a pesar de todos los esfuerzos para controlarlo, lo que han conseguido es que se expanda y abarque a otras zonas del hemisferio que antes no estaban expuestas.
Un negocio que florece a pesar de las persecuciones, e incluso que amenaza con la estabilidad de los países centroamericanos, mientras emergen como potencias países suramericanos que como Brasil, también quieren participar dentro de aquellos estados que como China y la Unión Soviética también tienen voz y veto en el concierto de las Naciones Unidas.
El poderío económico de China hace que los Estados Unidos con los acuerdos de libre comercio con Colombia y Panamá ante el fracaso de lo que quiso con las primeras cumbres de “Las Américas”, donde con Canadá trataban por una libertad de comercio y de tránsito de mercancías y de bienes, y de personas entre los países de América, ahora ameritan que se constituyan en un frente económico para contrarrestar el poder que encarna la economía de China y las de los antiguos dragones asiáticos que con sus prácticas comerciales, pueden amenazar el desarrollo económico y social de estas naciones. Y aunque los estados americanos al sur del río Grande no son tan importantes en la geopolítica de los Estados Unidos, su participación es indispensable para que sus mercados más cercanos no queden expuestos al poder económico que ya tienen otras economías como las de Brasil y China.
Así, entre telones, mientras Obama libra su guerra en el sudeste asiático y quiere que la unión europea no nos lleve a un descalabro económico, vendrá a conocer lo que sus antecesores hicieron para liberarse del yugo del esclavismo. Y ya ellos lo vivieron en la guerra de secesión norteamericana. El ku klus klan que solo existe en las mentalidades más atrasadas de la sociedad norteamericana. Por algo ahora viene a Cartagena. No solo a reunirse con los presidentes de la América, aunque Ecuador no asista ni Cuba sea tan importante como para impedir dicho encuentro. El fantasma de la guerra de las Malvinas no harán mella para que este encuentro de mandatarios se de, donde su principal invitado tendrá que por lo menos satisfacer  las inquietudes de los demás participantes. Y muy probablemente ni siquiera se tratará de la ambición de Bolivia a tener una costa en el mar.
Tal vez los palenqueros oriundos de los antiguos cimarrones, le harán recordar que así se han gestado y constituido las naciones que hoy hacen gala de la democracia de nuestro continente. Un presidente de color, el primero en el país que más los expolió, con su presencia podrá ser el emblema de que ningún credo político de religión o de raza, serán vetados en éste continente o en otro.
Las conclusiones serán muchas. Más no así, podemos saber si con el tiempo, todos los acuerdos a que lleguen se cumplirán.

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