La disyuntiva Siria


Parece que el Régimen de Al Assad tocó fondo. El acuerdo acordado con Kofi Annan en representación de la O.N.U. ha sido roto reiteradamente, mientras el gobierno acusa a los terroristas de ser los que han impedido llegar a un cese definitivo de la confrontación, mientras se decide qué hacer. Y claro, que lo que todos saben es que Al Assad no renunciará, y que su estrategia está basada en seguir con su régimen más allá de  lo que "La Primavera Arabe" pueda representar para una futura democracia que nunca ha tenido.
Un gobernante que gozó de las expectativas para una mejor solución a la realidad social que ha vivido Siria, ya que haber sido educado al estilo occidental, al casarse con Asma a quien conoció gracias a la amistad que tenía con su padre, un médico prestigioso que llevaba varios años ejerciendo en Londres. Sus conocimientos de oftalmología, y el hecho de no haberse preparado para ejercer el mando, ya que un hermano suyo era el destinado para reemplazar a su padre que ejerció el poder después de haber sido educado militarmente en aquellos años en que La Unión Soviética era  la abanderada de los regímenes socialistas.
Ser un representante del partido Baath que junto con el de Irak se enfrentaron entre si, y siguieron dos sendas diferentes y parecidas en cuanto a una ideología laica, nacionalista y socialista como salida política a la crisis del mundo árabe, en la que Nasser como exponente de la defensa de los recursos naturales y de la independencia de sus pueblos también fue el que ejercería una influencia determinante en todos ellos.
Un poder que creció en las manos de una familia que profesa el Alawismo, una corriente minoritaria del mundo musulmán, pero que ha logrado ejercer un dominio que parecido al de todos estos gobiernos que con “La Revolución de la Primavera Arabe” ahora está juzgando a Mubarak por sus crímenes de lesa humanidad,  y llevó a la muerte a Gadafí, a pesar que en su momento jugaron el papel de ser los abanderados de las independencias de dichos pueblos, pero que en medio de todas estas guerras  al constituirse como estados soberanos terminaron por ser los dueños absolutos de todos los recursos estatales a donde se hablaba de socialismo, y  convirtieron  todos los bienes del estado  en los suyos y de sus familias, y en el de la minoría religiosa y étnica que detenta el poder.
Y así toda una familia y toda una horda de seguidores donde la religión juega un papel importante han logrado impedir desde que comenzaron las revueltas, cualquier asomo de libertad que atente a sus propios intereses, así sea la de una posible convocatoria a elecciones para elegir un presidente, porque ya lo hicieron sin ningún otro contendiente.
Al Assad en su momento, después que murió su hermano que sería el heredero de su padre para seguir gobernando a Siria,  por el solo hecho de no haber esperado que su vida terminara en el ejercicio del poder, después que como oftalmólogo y habiendo vivido y educado al estilo occidental, con su mujer hizo que todos creyeran que nuevos tiempos presagiaban para Siria, ya que juntos representaban lo que en nuestros imaginarios occidentales hacen que dichos valores se homologuen a la democracia que tenemos, a libertad de expresión, y a tantos anhelos que seguramente ellos y otros de sus coterráneos de otros países árabes han visto en las redes sociales donde el Internet ha jugado un papel importante.
Las fotografías de Asma en Vogue y en otras revistas donde la mujer juega un papel preponderante, con sus mejores vestidos al estilo occidental, su participación en algunas O.N.G. en la búsqueda de ayuda para los más necesitados y todo su glamour, hicieron creer   que con su esposo nuevos cambios se verían en su país, por ser ésta nacida en Inglaterra; además de haber opinado sobre esas costumbres tan anticuadas que bajo el dominio de toda una creencia, todos sus admiradores que incluían a grandes gobernantes, se sintieron partícipes de lo que podría suceder en Siria.
Y no.  Sus joyas que lució en muchos de sus encuentros con lideres internacionales, no solo eran suyas, sino que junto con su esposo, las airadas protestas de los que creyeron que ella podría ser la abanderada de algunos cambios en el antiguo régimen, de nada sirvieron porque Assad aferrado al poder que tiene con su familia y su minoría religiosa, ha cometido atentados y ha asesinado familias enteras sin ninguna consideración. Y a pesar de haber aceptado a los observadores de la O.N.U. su grupo de seguidores armados y financiados por él mismo, hacen lo que su ejército no puede hacer aún cuando este mismo ya ha cometido más de un crimen,  que ha terminado por fragmentar este país,  y ha creado la sombra de tirano.
Y aunque la presión que ahora ejercen los países de occidente que con Estados Unidos a la cabeza han obligado a sus representantes diplomáticos a abandonar sus países, el temor es que si se queda en el poder puede convertir a Siria en un polvorín en el medio oriente. O que si lo tumban mediante la invasión que Rusia y China con su veto han impedido, de no hacerlo por una vía más zanjable que es la que preconiza Kofi Anam, el polvorín también estalle, tal y como sucedió en la época en que su ejército participó en las confrontaciones que se dieron en el Libano.
Tal vez lo que acaba de suceder con la condena perpetua a Mubarack en Egipto replanteé en esta región el panorama político.  Si los que se oponen a su gobierno no le dan ninguna seguridad a su familia, a sus bienes y a sus seguidores, el derramamiento de sangre continuará, y su gobierno seguirá en vilo ante un panorama de guerra y de conflicto en todo el mundo árabe. Sus consecuencias podrían ser devastadoras.
Malo si se queda, y malo si se va, parece que podría decirse sobre el gobierno de Assad . Pero lo que si es cierto es que su  régimen está destinado a fenecer.

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