En las garras de la delincuencia

Hablando de esto, a veces Ud. puede creer que lo persiguen por algo, sobre todo cuando se se está joven. Ya conté en otra ocasión lo que me sucedió con un primo en Girardot, y aunque no recuerdo muy bien si fue en este blog, ya lo hice en “Un autista en Colombia“.  E incluso venía de algunos in sucesos que  me sucedieron en el Veinte de Julio en Bogotá, luego de haber salido de una fiesta de un agasajo que hacían unos estudiantes de la universidad Libre a una recién egresada de derecho, y que trabajaba en un Banco,  mucho antes de que yo hubiera entrado a estudiar allí.  Siempre estuve convencido que era por política, por haber pertenecido de joven a uno de estos grupos juveniles que en sus sueños creían en grandes cambios sociales, que incluso por esas circunstancias viví en un edificio en pleno centro de Ibagué adonde la mayoría de los que llegaban de otras partes de Colombia a hablar con el dueño que tenía el contrato sobre todos los apartamentos, eran personajes que según entiendo viajaban por el mundo, e incluso uno los admiraba porque habían estudiado en tal o cual colegio de Ibagué y otros en otras importantes ciudades del país. Es más deslumbraban tanto, que todavía recuerdo cuando Lleras Restrepo a raíz de del conteo de votos que hubo sobre la elección en que ganó Pastrana, los seguidores de Rojas Pinilla se estaban amotinando porque consideraban que en dicha elección hubo fraude. En esos años en que creo hubo la última huelga de los estudiantes del colegio San Simón y porque los tiempos cambiaron.
Uno termina convencido que era por éso. Y no, los años nos dan la razón. Tanto, que cuando fui profesor, en un festejo que hicieron unos compañeros de trabajo organizaron una fiesta en uno de esos cursos ara profesores que se daban en Purificación por cuenta de una institución que era apoyada por una institución norteamericana, y que después que muchos quedamos fundidos por el licor, me presagiaron en son de broma algo que nunca entendía, y que incluso un amigo, Germán T.  me había contado una historia parecida sobre su abuelo, que guardó en su hacienda del Espinal un ataúd hecho a su medida para cuando se muriera, y el cual lo tuvo así durante muchos años. Y que incluso, sin necesidad de abogados y de ningún litigio le dio a sus herederos lo proporcional entre las tierras y los bienes que tenía, que sin saber sumar y restar, cuando lo fueron a comprobar en la sucesión, había resultado casi que exacto.
Aquellos profesores, no se porqué, tuvieron aquella malicia de repetirme lo que el amigo me había contado cuando estudiamos juntos en aquel colegio que digo, habiendo pasado unos pocos años, y entre risa y risa según parece, colocaron 4 cirios alrededor de mi cama y en las esquinas, y en ese sueño que todos los humanos tenemos, estos pretendieron divertirse de lo lindo. tanto que una compañera de trabajo en la escuela donde estudiaba, cargó esa foto para que todos supieran del agasajo que estos buenos compañeros hacían a costillas de otro. No lo entendí en su momento, porque el autor ya estaba viviendo otras series de circunstancias, aunque dejé para mi aquella foto que con los años desapareció, pero que según supe la profesora que estaba muy joven igual que yo, se pensionó sin cumplir la edad porque se enloqueció. Perdió la razón mejor dicho. era una muchacha atractiva y buena gente, que incluso ahora creo que pudo haber sido por eso que la enloquecieron.
Que lo digan esos imaginarios que han ejercido en mí esas influencias negativas, pues creo que a muchos usan y convencen, mientras se lavan sus manos.
Después de muchas idas y venidas me enloquerían finalmente hasta que casi me le arrojo a un carro en Bogotá, y el autor puede decir que sus esbirros actuaron, y que tenían a su rededor toda una serie de personajes, que incluso usaron familiares, pero como en la película de “La Naranja Mecánica”, el lavado de cerebro les funcionó pues en él participaron más de un amigo o amiga, y que con los años uno les va descubriendo sus picardías.
Un autista. Solitario por este mundo, mientras otros vivarachos tratando de rebuscarse no escatimaron nada, incluso aplicando sus sutiles formas en la que se usa el miedo, el amor de familia, la amistad y todos esos conceptos que tenemos los humanos sobre moral, que fácilmente se van desmoronando cuando Ud. resulta drogado por otros, cuando le hacen creer que la ley lo persigue, y que durante muchos años, tanto como los que puede durar una persona para realizar sus sueños, que si contara toda mis vivencias, nunca podría entender a estos engendros de mala fe.
Apuesto que Ud. no ha perdido la razón, y resulta escuchando voces, ni le han dañado los contratos o sus trabajos para sobrevivir, y que cuando Ud. llega a un sitio, ya hay otro esperando para aplicarle la misma sugestión, o algún desconocido le sale en la calle, se burla de lo lindo, lo agrede, lo amenaza, le rompe la cara, lo corta, y le hacen creer que es por esto o por aquello que uno cree que es así, cuando en realidad todo hace parte de un enredo donde hay encubiertos de ley, y familias que ejercen algún poder como en nuestro país que durante mucho tiempo ha facilitado el ejercido de las vigilancias privadas cuando debería ser el estado el que debería proteger los bienes y las honras de los ciudadanos, y por esta razón muchos han terminado en estas confrontaciones internas que hemos tenido que soportar.
Ahí es, cuando uno descubre a los farsantes.
Aunque presumo que no soy el único en un país donde se hacen tantos montajes, que todavía los grandes realizadores del cine de Hollywod o de otras partes del mundo no se han dado cuenta del filón de oro por explotar, con estos imaginarios que a veces se vuelven peligrosos, y que afortunadamente por eso tenemos un nobel como García Márquez que los ha reflejado muy bien.
Estos imaginarios en realidad me han hecho creer en lo que digo.
Y tal vez para la próxima les contaré otras vivencias que refuerzan lo que digo:
He estado en las garras de una delincuencia muy particular que trabaja con el cerebro de los demás, y hasta los enloquecen. Que no son normales, entre otras cosas.
A veces creo que he sido un secuestrado, así y como lo ha contado mi imaginario particular sobre lo vivido en aquella casa que ha dado en llamar “Embrujada“.

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