En las garras de la delincuencia


deautista | Lunes, 20 de agosto de 2012 | |
Y para no atosigar más con este tema, para finiquitar lo que comencé, y debido a que mi hacker me bloqueó durante estos días y me hizo borrar mal y me hizo borrar un blog parecido, donde decía que desde que tengo uso de razón siempre he sido presa de personajes que aparentando ser de los mejores, después que me enloquecieron resultaron siendo unas ascuas como si en verdad se estuvieran ganando algo conmigo.
Amigos que conocí desde niño y familiares que con el tiempo en esas circunstancias tan adversas en que he vivido, resultaron en apariencia ser cómplices, a los que les he venido encontrando una linea común y sutil con unos comerciantes que con los años uno ha comenzado a verles sus aristas con compinches de detectives y miembros policiales que aunque en apariencia no hicieron nada, si he sufrido las consecuencias de unos complots que desbordaron mi imaginación, y casi me llevan en medio de la locura a la muerte, pues además de haber sido drogado subrepticiamente, durante años de años he debido de soportar una serie de torturas psicológicas y físicas, que incluso uno entiende que cuando se pierde el juicio y la razón, se está bordeando los límites de la paranoia y la esquizofrenia. Sería muy complejo explicar como este tipo de delitos se hacen cuando en apariencia todo es normal, pero ya he contado en otros blogs  cómo lo hacen, y cómo incluso hasta lo intentan matar con una hamburguesa en las calles mediante unos canallas que saben el enredo psíquico en el que andan sus víctimas, y lo hacen aparecer como casos de brujerías cuando en realidad a lo que lo han llevado mediante el miedo y la sicosis donde actúan estos vergonzantes sapos, que lo hacen con el consentimiento de los que los mandan, adonde lo ponen a uno a hablar solo en una situación de miedo y de paranoia, y donde le arrojan un carro, o alguien les ayuda. Y no hay pruebas sobre ello, pues como buenos imaginarios resultan lavándose las manos, que incluso uno hasta les agradece que no lo hubieran matado de otra manera.
Fue así que durante muchos años estuve convencido que se me perseguía por haber estado de joven en un grupo político, y que curiosamente por haber sido un alcohólico me fueron haciendo creer que en verdad era un delincuente, y que por eso era un perseguido por cuenta de unos imaginarios que además de mostrarme sus caras rabiosas y mediocres, me han amenazado durante muchos años. Se quedaron con un apartamento en el barrio La Fragua en Bogotá de un legado de familia, y para colmo de males el que lo compró por una bicoca que permutó por una casa destartalada en Bellavista, yendo hacia Villavicencio; una casa que tenía problemas legales, y que además su dueño resultó ser un señor muy de bien, que trabajaba en la Brigada que dije antes, la  de Santa Librada en Bogotá(Aldana), y a quien curiosamente me recuerda a un ajedrecista en Bogotá de esos pensionados que seguramente andaban buscando mujeres solitarias, borrachitos con problemas sicológicos que si no los tenían se los hacían aparecer en un largo complot donde familiares salieron como brujildos engatuzadores con las personas desequilibradas para que  mediante esas maneras se les  llevara al manicomio o al cementerio, lo que me ha hecho creer que en realidad estuve en la labia de esos personajes que sabiéndolo todo y por ser de familia, me  mantuvieron en las garras de la delincuencia para robarme  y matarme. Así, supongo,  lo han hecho con otros, ya que por haber andado por las calles vendiendo mis mercaderías que fabrico como artesano, me ha permitido conocer de otros mundos más turbulentos, porque así son estas calles y esas gentes que quieren ganarse todo lo que pueden a costa de la ignorancia de otros.
Unos presuntos personajes que le salen a uno sin saber de dónde, y que le muestran su canallada mediante amenazas sutiles, que quieren tapar con sus manos todo un delito cometido contra una persona que incluso hubo un momento en que emigré a Venezuela convencido que me perseguía medio país.
Y que además que en la última etapa usaron a esos delincuentes de barriadas, a furibundos drogadictos de calles, y a otros a quienes les hacen creer que son de ley hasta cuando los utilizan, y después terminan…
“Terminan mal”.
-¿A cuántos habrán llevado al cementerio o al manicomio?

-¿Qué clase de personajes son éstos, que aparentando ser de ley, sutilmente lo amenazan y le botan a sus sapos en las calles?
-¿O es que la delincuencia y la ley particular está tan organizadas para que no se den cuenta, cuando el autor ha sido perseguido y ultrajado durante más de 30 o 40 años, y así hacerle creer a uno  de que lo que existe es un entuerto de familia?
Puede ser que exista algún estigma de familia y de policía que hasta ahora desde hace unos escasos años, cuando el autor comenzó a hilar los complots cometidos por estos farsantes, que haciéndole creer a uno que era por una herencia sobre una casa que no valía nada,  querían a su manera tapar otro delito de los años 50 del siglo pasado, y que el autor a pesar de todo desconoce, pero que ha sentido todo el rigor de una delincuencia que cualquiera diría que solo ha sido nada más que las elucubraciones fantasmagóricas de un desquiciado.
Por eso, usando el Internet estoy contando estas historias para que no pasen desapercibidas,  porque en la vida real he sentido la presión sicológica del amedrantamiento, que sería muy largo de contar.
Solo cuando el autor cae en la cuenta que ha tenido familiares contrabandistas en los años que se traían alijos de otros países con el beneplácito de autoridades venales, y cuando tuvo amigos políticos que hablaban paja, he comenzado a entender que toda aquella camada de los que lo rodearon, no eran más que esos buenos samaritanos que uno se ha encontrado por esta vida , que estaban buscando en ríos revueltos algún beneficio.
A mi también me gusta el billete. Pero ganárselo de esa manera no es más que una maldición. Son los Mata Hari modernos, que a pesar de haber sido doble espía con los alemanes y los occidentales, éstos últimos la llevaron a la muerte.
Estos son los Mata Hari en este país.
Aparentan ser santos que no rompen ningún plato, y sin embargo…
Los nom santos abundan mucho en nuestros imaginarios. Es una desgracia que en este país existan tantos apátridas.
Y los ve como lo enseñó en sus textos de derecho penal el maestro Reyes Echandía, el que murió en el holocausto del palacio de justicia:
“Los delincuentes de cuellos blancos”.
Así creo que fue lo que dije en el blog que mi hacker particular me hizo borrar al bloquearme esta página en varios cafés de Internet en estos aciagos días.

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