Legados de imaginarios 2.

Según me ha contado el imaginario del que hablo, sucedió en la primera navidad que regresó  luego de vivir algunos años en Venezuela en que todos los vecinos de aquel interior deciden hacer una misa de esas que son comunes en  las navidades y en medio de las fiestas. Y claro que no se si esta historia sea cierta porque hace muchos años dejé de saber de él. Es la historia de un chofer que tenía bajo su responsabilidad una buseta pero como en aquella casa además de cómicos eran ventricuolos que impostaban no solo voces, sino que tenían esa rara particularidad de hablar sin mover los labios si no que lo hacían mediante el diafragma del estomago y que para hacer teatro lo hacían a las mil maravillas. En una de esas noches hizo su espectáculo como sacerdote entre burlas y sátiras y muy risueños hubo quema de pólvora que nadie lo hubiera creído de acuerdo a lo que dijo aquel amigo en la que el chofer se disfrazó de sacerdote y a todos los hizo rezar. Después supe, según el imaginario del que hablo, una familia de este que según creo, además e tener hijos de monjas y sacerdotes, por su fervor religioso decidieron hacer una misa para toda la familia  y para su sorpresa después de la plata que les cobro por la ceremonia, resulto que aquel curita era un un impostor. Una historia digna para una película y como para completar, para aquellos que saben de electricidad y de tecnología, en un día muy lluvioso y sabiendo que todos los días este pasaba por el mismo sitio a recoger agua por esos días, un familiar de aquel busetero decidió que le prestase la buseta sin ser muy ducho en el manejo de estos carruajes, y que decidieron por esos  días dejar la buseta a donde este todos los días recogía el agua, y por donde todavía existe esta callejuela, aunque estos hechos sucedieron hace más de 20 años, había unos postes con unos cables de electricidad de alta tensión, en una calle que era transitada por pocos peatones, y a pesar que allí funciona un centro educativo muy famoso que era de los Salesianos, o pueda que se haya equivocado un poco en su historia al contármela, pues Uds. saben que los rumores van cambiando en esas vocinglerías que hay de voz a voz entre los humanos; pero que no deja de ser cierta. Oscus se llama aquella institución educativa, y la encuentran todavía, eso creo, en ese pequeño callejón que hay que hoy es una calle, y que comunica  el Quiroga con el Centenario, un poco muy cerca y de unas cuadras  de la Plaza de Mercado del barrio Santander donde creo que durante mas de treinta años este hizo fama en el sector porque lo querían enloquecer, del barrio Inglés donde esta el cementerio de los judíos y el del sur; en fin. al ir sacar la buseta por donde pasaba nuestro imaginario que digo y donde el pavimento estaba todo mojado, a propósito, según dice este,  estrelló la buseta contra un poste. Y claro que como Uds. bien saben el chofer y los pasajeros que vayan dentro del vehículo quedan aislados de la electricidad. Así paso, con el golpe contra el poste de la luz  al ir a sacar la buseta con toda fuerza y hacia atrás de aquel garaje de carros que había en la carrera 24, y que apenas logro desajustar los  cables que no se desgajaron a pesar del  cimbronazo que no logró tumbar el poste, y todo en el momento que el imaginario que digo pasaba por debajo de ellas, y a sabiendas que si los cables hubiesen caído sobre el carro o al piso mojado como supuestamente lo planearon, el conductor no se hubiera electrocutado y este si. Una broma muy pesada porque cada que lo veía, se burlaba. Creo que estaba estudiando en esas artes de los ventrílocuos que se especializan en esas artes del teatro. No se. Pueda que todavía exista este imaginario del que estoy hablando, o tan solo sean simples señales parecidas a las que Plutarco nos contó sobre sobre los personajes de Grecia y Roma.

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