Amores malditos

Escrito por: jesusantog el 24 May 2008 - URL Permanente Escrito en El País .com

Publicado en esa época en El País.es

"Antes de conocer mujer alguna, jugué mi corazón al azar, pero me lo ganó la violencia". Así comienza José Eustacio Rivera su novela: La Vorágine. Su personaje huye de Bogotá con la que sería su mujer hacia los llanos orientales debido a que sus familiares no aprueban su romance; y termina en medio de la selva bajo el yugo de Arana, el explotador de los caucheros en la selva del Amazonas. Cuando la leí a muy temprana edad, era un viaje a la imaginación, de esas aventuras que se parecen a las de Julio Verne, u otras en las que nuestro espíritu se reconcilia con esas vivencias. Sin embargo, aunque parezca a pero grullo, con los años esa realidad que nos describiera Rivera, todavía la sentimos los habitantes del tercer mundo. Hay amores de amores. Y entre ellos, los amores malditos. No se trata del amor entre una pareja de enamorados, ni mucho menos el de enredos femeninos al estilo de la Celestina, sino de una serie de historias en las que se entrelazan, amores, ambiciones, locuras, lavados de cerebros que son tan comunes por estas tierras. Torbellinos que ciegan los sentimientos y a todos nos llevan a las tumbas. Todos perdemos. Así digo yo. Así lo he sentido. Que haría Ud. si desde muy temprana edad convive con un temor, y aunque con su madre viva plácidamente, todo le parece amenazante. Ud. dirá que es falta de autoestima. Y no. Suponga que Ud. conoce su historia, y hay otros que la saben mejor que uno, pero cuando le pasan cosas y cosas extrañas en la vida, cuando como conejillo de indias se encuentra con que la mayoría de amigos con los que convivió, con familiares en los que creyó, pareciera que no lo fueran, y aunque vivimos en este mundo globalizado, en donde la muerte de tanto convivir con nosotros, la de hoy, mañana ya la habremos olvidado, Y aunque uno conoce su historia, uno supone que debe de haber otra desconocida, pero muy conocida para otros. Ahora suponga vivir en esos ambientes en donde hay personajes non santos, que se les nota su avaricia, que a la salida de su casa lo están esperando para amenazarlo disimuladamente, y eso que se supone uno vive a donde hay ley y justicia, pero que como persona que ha sufrido una extraña persecución en la que no solo lo han intentado matar, sino que le han robado dinero, casa y vida, Ud. qué pensará. Uno puede suponer cualquier cosa. No sé si haya sentido cualquier día que es un perseguido por supuestas autoridades, y que en un barrio de vecinos, y toda una plaga que a uno se le antoja llamarlos personajuchos que probablemente bordean entre la delincuencia y el vicio, y que además pareciera que estuvieran enamorados de su vida . Y que tal que Ud. piense que la mayoría de esos familiares, ya le producen recelo. Esos son los amores malditos. Se enamoran de la vida de uno, y de sus cosas. Y claro que dirán que eso es paranoia. Pero qué le vamos a hacer, si dentro de todas esas cavilaciones  que digo, hay cosas ciertas. Y eso, claro está le atañe, pero a los demás no. 
- ¿Qué dirían? 

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