El país de los mil sueños
No es que ésto sea un artículo sobre "Las mil y una noches". No se trata sobre una película de Román Chalbaud que como en el "Pez que fuma" en la que nos describe cómo en el gobierno de la época de Caldera en Venezuela, acaba con lo que en su momento fue la insurrección en las ciudades por unos idealistas que creyeron que en un país así,con el monopolio de toda su riqueza petrolera se lo podían tomar; y así su realizador nos va contando la historia de un fracaso y una desilusión en medio de las vicisitudes de sus personajes. Tampoco se trata de la guerra de Argel, la batalla de Argel, o como la quiera llamar, en donde nos describe esa lucha de los argelinos contra el colonialismo Francés contra Charles de Gaulle, y que nos cuenta cómo llegan allí esos organismos policiales que como la C.I.A. mediante manera maquiavélica van acabando con toda una red que según en su momento fue el auge de la inspiración de esa guerras que se libraron en nuestro continente sobre lo que enseñó el Che Guevara, o lo que pudo haber inspirado la revolución cubana en su momento a los jóvenes de esos años. Ni mucho menos del fracaso de éste en Bolivia, cuando fue traicionado por Monje, un inspirador de las mismas ideas y en las que según decían estos lideres,transformarían nuestro continente y nuestras sociedades. Un mundo que nos hablaba de la Cortina de Hierro y unos Estados Unidos que eran los defensores de las libertades democráticas,y que en su momento se llamó la guerra fría, y que nos recuerda a un Nikita Jrushochev con su zapato golpeando en una reunión de la O.N.U. ante el auditorio de los representantes del mundo que reflejaban las dos posiciones opuestas sobre el concepto de la libertad, ante un kennedy que sentía la amenaza del imperio soviético con sus misiles instalados en la isla cubana y que signaban con la amenaza destruir a La Estatua de la Libertad, y con todo ello a nuestra cultura occidental. Tiene mucho más que ver con los escritores que en su momento fueron la insignia de todo un imaginario colectivo que reflejaban las idiosincrasias de todo un continente convulsionado, quienes con sus novelas entraron a influir en millones de personas. Un realismo mágico inspirado en la genialidad de García Márquez, o en la de Alejo Carpentier, o en la de Cortázar contándonos en "La Rayuela" cómo se podría leer si tuviéramos la osadía de imaginarnos un nuevo mundo, con un método muy parecido al que en su momento se usaba para leer "El Capital" de Carlos Marx, en esas disquisiciones intelectuales en la que Borges con la literatura fantástica nos muestra que todo puede ser real, hasta los sueños. Nuestro país es así. Algo parecido a lo que acabo de narrar. Un país de misterios y de sueños, como los que narra Sherezada en "Las mil y una noches". Y claro que el autor lo continuará en una próxima ocasión. Si se puede, claro está.
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