El pais de los mil sueños 2



Escrito por: jesusantog el 10 Ene 2010 - URL Permanente publicado en El País.com 
Publicado en esa época en El País.es

Nuestro origen es común al de todos. Y tal vez por eso seamos así. Cuando Cristóbal Colón llegó a estas tierras creía que era el sueño que buscaba, e incluso murió sin saber que había descubierto a un nuevo continente. Los que llegaron con él, en su mayoría eran los condenados que purgaban sus penas en las mazmorras, y que habían abrazado la causa de los sueños de Colón a cambio de su libertad. Y tal vez porque en ese dominio tan largo de los moros en España, al encontrarse con este nuevo mundo la imaginación se ensanchó más debido al descubrimiento de nuevas especies de vegetales y animales, lo que con el tiempo nos dio esa característica festiva en la que los negros y los aborígenes ahora compartimos con nuestras nuevas idiosincrasias. Nuestros sueños son tantos y somos imaginativos que todavía no entendemos lo que tenemos debajo de nuestros pies, y preferimos que extraños merodeen, lleguen por nuestras fortunas inconmensurables de minerales, y las regalemos como si siempre las fuéramos a tener. Vivimos de nuestros cuentos. En alguna parte olvidada de nuestro país, alguien dice que se apareció el rostro de algún santo, y como por arte de magia ya esa historia le ha dado la vuelta al mundo, y de todas las poblaciones vecinas salen toda una serie de romerías de devotos y van hasta allá, a reafirmar con su presencia que todo éso es cierto, así sea puro cuento. Somos un país de soñadores, muy parecido al de las novelas que antes mencioné, en donde el dinero fácil es atractivo, que tal vez éste sea uno de los pocos países que tiene un mayor número de loterías, sin contar con las clandestinas en donde el juego del azar siempre tiene a sus seguidores apostando. Soñamos con un mundo mejor, y somos los más desafortunados para conseguirlo, pues nuestra imaginación se pierde entre el comercio de lo ilícito con tal de ver aumentados nuestro dividendos. Nuestra cultura se ha mediatizado tanto, que todos quisieran divertirse gratis sin pensar en lo que pueda costar. Y así por el estilo son más de mil sueños los que rondan por nuestros cerebros, pues la imaginación da para todo. Y en este país de más de mil ciudades como en las mil y una noches, existen soñadores de todos los pelambres. Los hay buenos. Los hay malos. Todo depende de lo que nos digan los medios de comunicación, los vaivenes de la política y la religión, las guerras internas que se libran entre contendientes que parecieran salir de una novela de Bocaccio, un país convulsionado que todavía puede reír a pesar de nuestras vicisitudes.

Sí Ud. va a una iglesia, se encontrará con tantos fieles que muy devotamente asisten a ella para saciar la tranquilidad del espíritu regocijándose con los valores cristianos de los cuales nuestro país ha hecho gala, tanto, que en la constitución del 86 en el gobierno de la regeneración de Rafael Núñez ésta era la única que tenía cabida en nuestra constitución; la que perduró hasta la que nos rige hoy desde el gobierno de Gaviria. Eso creo. Ahora hay muchos fieles de otras religiones en donde se predica la palabra de Dios y tal vez continuará en aumento. Y aunque nuestra religión es monoteísta, nuestros valores son diferentes, que seguramente se parecen a los dioses del imperio romano, cuando toda esa pleyade de imaginarios colectivos giraron alrededor de Zeus. Nuestros dioses ahora son diferentes en la que los sueños de millones de compatriotas giran en torno a los conflictos internos y externos en la que todos participamos; y cada uno de nosotros de acuerdo a las circunstancias, obedecemos tanto a los de los medios de comunicación, o los que por nuestra condición social van aflorando en nuestro medio. Los hay buenos y malos. Hay creyentes que pagan a un brujo, para que les bendiga sus negocios e incluso colocan alguna planta, o riegan en el año nuevo los granos de la lenteja como para que ese año sea el mejor de todos los que hemos vivido. Y los hay malos, como los que profanan las tumbas en los cementerios. Así son nuestros sueños.

Ud. vive en una casa católica con una familia de las antiguas, en donde hay familiares que tienen monjas y sacerdotes; adonde en el almuerzo es obligatorio consumir el vino de consagrar, y por la noche es obligatorio rezar el rosario. Y en el día su actividad de comerciantes los desvincula completamente de esos sueños sagrados en donde el dinero fluye a manos llenas, en la medida que sus negocios sean más prósperos. Y eso esta bien. También hay otros que se persignan para iniciar algún negocio ilícito en el que seguramente va en contra vía de lo que acaban de hacer.

Lo mismo podría ser en los otros creyentes. Y sin embargo, hay otros que creen en agüeros, actúan de acuerdo a ellos, y sus supersticiones son tantas que sería muy difícil cuantificarlas. He conocido casos, en donde una persona al salir de la casa, voltea la cara hacia adentro de ella, y comienza una letanía de una oración inventada por otro, y solo hasta cuando la termina, se despide de los que viven en ella, abre la puerta y sale. También he conocido profesores(en especial mujeres), quién lo creyera, que lo llaman a uno y Ud. entra desprevenidamente, y le muestran toda una serie de personajes malévolos, en donde solamente a uno le inspiran temor, al saber que ellas van a a dictar sus clases sobre la especialidad que tienen, pero que uno sabe que comulgan más con otras divinidades que para uno pueden ser muy malas, y sin embargo ellas socialmente están muy bien. Existen tantos sueños y tantas divinidades que sin embargo todas confluyen en ese malestar que ahora llamamos desesperanza por nuestra situación social y conflictiva; y sin embargo seguimos soñando. Tenemos muchos sueños. Tal vez por eso continuamos siendo folclóricos, ya que además convivimos con muchas celebraciones que nos recuerdan a una cultura multifacética y multiétnica. Este es el pais de los mil sueños.

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