El arte de enloquecer 9



Escrito por: jesusantog el 29 Nov 2010 - URL Permanente
Publicado en El País.es
...recabando en lo que estaba diciendo, existen muchas maneras para enloquecer a una persona; y desgraciadamente en estos países adonde muchos de manera improvisada se deciden a hacer lo que antiguamente hacían los piratas con su patentes de corsos, en la que los delincuentes de manera osada se consideran los hacedores de leyes personales, y en donde el pisoteo mediante la ofensa personal y la amenaza son sinónimos de unos imaginarios que nos siguen recordando a Hitler y su singular Gestapo (grupo policíaco de carácter político) destinado a impedir por la fuerza de la sin razón a destruir a los que en su momento consideraba sus enemigos. Para no entrar en esos intríngulis políticos, simplemente basta decir, que uno puede ser víctima de estos personajes que se enquistan en estos organismos policiales, no para ser los defensores de lo que la ley ordena, sino que ya en esas confusiones mediáticas donde los peligros contra el sistema social abundan, terminan satisfaciendo sus necesidades más apremiantes, en las que  toda una serie de familias se creen los reyezuelos del momento, actuando en consonancia con sus apetitos económicos, y como bribones uno termina siendo para ellos. Absolutamente nada. Como "El ser y la Nada" que preconizaron en su momento los existencialistas en la Francia de Degaulle, lo mismo que en esas vertientes ideológicas del Marxismo y Leninismo, que consideraron que la "Dictadura del proletariado" solo era cosa del pasado, y que los movimientos socialistas también podían acceder al poder mediante el voto popular en los regímenes capitalistas. Conceptos que en el plano internacional conllevaron a mas de una disputa entre las organizaciones políticas de izquierda, y que como paradoja, Althuser, el filosofo que innovaría con sus ideas a todos esos movimientos, terminaría ido de la cabeza, asesinando a su propia esposa, mientras durante años, sucedería lo que sucedió: El Che Guevara moriría en medio de esa discordia traicionado por esos personajes que preconizaban el poliburot internacional, y en nuestro país como en otros, sería la piedra de la discordia filosofal de la izquierda, en la que Salvador Allende terminaría muerto a manos de Pinochet. No sé si Althuser terminaría loco en esos extraños trabajos que yo llamo de policía, pero creo, sin haber podido leer todavía el libro de Sabato sobre "Héroes y tumbas", que los seres humanos no nos hemos podido desligar de esas maneras trogloditas, de ser utilizados por esas fuerzas oscuras en la que nos dicen que el poder viene de las armas, mientras tras bambalinas somos manejados por esas estructuras que los estudiosos llaman las superestructuras de los Estados, y que no son más que las mentalidades ancestrales en que la fuerza siempre prima sobre la razón.

Organismos estatales en las que sus miembros con sus ideologías, y con las mentalidades enajenadas de una sociedad que a veces nos siguen recordando a los italianos que terminaron signados en su manera de pensar con la mafia Siciliana, terminan en los momentos de crisis despreciando el apego a la ley que constitucionalmente nos rige, para convertirse en los poseedores de los recursos tecnológicos, que utilizan en su provecho sin ninguna consideración humana. En esos casos uno termina siendo un conejillo de laboratorio en las manos estos personajes que utilizan no solo la inteligencia, sino las discordias y ambiciones personales para enloquecer y llevar a las personas al manicomio o a la muerte de manera subrepticia.

Así fue como terminé oyendo voces. Voces que en su comienzo lo hacían sus aúlicos en las calles mediante la presión de estas fuerzas oscuras, voces que también fueron enviadas mediante ondas hertzianas con sus transmisores sofisticados, en una intrincada red de malolientes rebuscadores del billetico, en un país en conflicto adonde todos terminamos siendo perseguidos y sojuzgados, porque estamos como encarcelados por nuestros propios miedos instigados por la violencia. El pretexto muchas veces es político, pero cuando ya abarca a toda la población, nos recuerda a César con Bruto. Seguimos en cierta medida siendo los mismos. Todavía no hemos logrado conseguir la anhelada Libertad. Y claro que a lo de las voces y las provocaciones se merecen un acápite completo en estas historias del arte de enloquecer.

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