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Mis días en un hospital 4

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deautista | Martes, 10 de enero de 2012 | | Decía que al despertarme una nueva pesadilla viviría. No sabía qué día era ni desde cuando estaba allí. Había perdido la noción del tiempo. Me dolía la columna vertebral fuertemente, y quise moverme. Estaba con otro enfermos en un amplio salón dispuesto para ello, mientras entraban y salían enfermeras. Recordé que antes había estado en un cuarto con el médico que me aplicó el sedante. Aunque no deliraba, comencé a sentir pánico. Según parece, cuando uno sostiene una larga ingesta de licor, la falta de vitamina B acelera los nervios y así uno queda supeditado a merced del miedo y el espasmo. Mucho más, cuando los que saben de estas cosas deciden matarlo mediante la amenaza y tortura sicológica. Lo había vivido muchos años antes en “ La casa embrujada “. En el primer diciembre que estuve allí, quise ir a visitar a unos familiares que según entiendo tenían una fiesta en el Pastranita del Kennedy en Bogotá. Salí a la media noche, pue

Mis días en un hospital 3

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(-)   Llegar a un hospital es cosa terrible. Uno se muere del solo susto por el solo hecho de tener que estar ahí. Y sin embargo, cuando un hermano medio me llevó al hospital de la Hortúa, después de haberme arrojado desde el segundo piso del Bienestar Social del Distrito, ya que no podía soportar las voces que escuchaba ni sostenerme en pie pues había andado toda la noche anterior por esas calles de Bogotá adonde alcancé a llegar hasta los Juzgados de Paloquemado, porque como había cursado 4 años de derecho en la universidad Libre de Bogotá mi instinto decía que tenía que ir a denunciar el estado mental que me encontraba por cuenta de otros.  Estaba loco, y con miedo. Me habían intentado matar. Y mis nervios hacían que delirara. Nadie me había puesto cuidado, y al robarme y/o cambiarme el talonario de una cuenta que tenía en;tuve que suspender el licor abruptamente, mientras mis acuciosos perseguidores me hablaban en los oidos cuando me veían, me amenazaban en las calles, y ya me h