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Mis días en un hospital 6

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deautista | Domingo, 5 de febrero de 2012 | | Si. En medio de semejante frío en aquel hospital donde llevaba un día, me desperté después de aquella larga pesadilla en aquella noche en que vagué por toda una ciudad sin que nada me hubiera pasado. Anduve convencido que me iban a matar, y escuchaba voces mientras los autos surcaban raudos por esas calles en que había ido hasta los juzgados de la treinta con 19 en Paloquemado en Bogotá, porque dentro de mis pensamientos quería denunciar a los que me perseguían. Para esos momentos las voces ya no las escuchaba, y todavía no volví a a sentir el pánico que sentí el día anterior después de haber comprado un cuchillo en San Victorino. Cuando entré a aquel ente estatal del Bienestar Social en la calle once con octava y novena,  las voces habían vuelto, y yo desesperado no sabía qué hacer. En mi cerebro eran amenazantes, y pasé a otro piso para evitar que me sacaran porque las escuchaba muy cerca. Alcancé a ver  un policía que estaba e

Mis días en un hospital 5 (Repetición x hackeo)

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deautista | Sábado, 14 de enero de 2012 | | Cuando llegué al hospital que digo, estaba completamente loco. Si hubiera sido delincuente podría haber matado a cualquiera. Pero no, soy incapaz de matar a un mosco. Los que me conocen saben que amo la vida hasta las de las arañitas que pululan a diario en nuestras viviendas. Sin embargo el día anterior me había armado con un cuchillo que compré en San Victorino a uno de esos vendedores ambulantes que por allí andaban. Ya había roto los vidrios en el apartamento donde vivía en el barrio San Antonio. Venía perseguido por toda una horda de delincuentes que querían saciarse con todo. En el Lago Timiza, los hijos de unos policías habían briboneado y estaban colocando rejas adonde no estaba estipulado, y ya otros me habían intentado matar. En Bella Vista aquel policía vecino me contaba que los que me intentaron matar en una de esas pocas noches que pernocté en aquella casa destartalada que me permutó Aldana(un pensionado de la brigada

Mis días en un hospital 5

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-) deautista | Sábado, 14 de enero de 2012 | | Cuando llegué al hospital que digo, estaba completamente loco. Si hubiera sido delincuente podría haber matado a cualquiera. Pero no, soy incapaz de matar a una mosca. Los que me conocen saben que amo la vida hasta las de las arañitas que pululan a diario en nuestras viviendas. Sin embargo el día anterior me había armado con un cuchillo que compré en San Victorino a uno de esos vendedores ambulantes que por allí andaban. Ya había roto los vidrios en el apartamento en donde vivía en el barrio San Antonio. Venía perseguido por toda una horda de delincuentes que querían saciarse con todo. En el Lago Timiza, los hijos de unos policías habían briboneado y estaban colocando rejas adonde no estaba estipulado, y ya otros me habían intentado matar. En Bella Vista aquel policía vecino me contaba que los que me intentaron matar en una de esas pocas noches que pernocté en aquella casa destartalada que me permutó Aldana (un pensionado de

Mis días en un hospital 4

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deautista | Martes, 10 de enero de 2012 | | Decía que al despertarme una nueva pesadilla viviría. No sabía qué día era ni desde cuando estaba allí. Había perdido la noción del tiempo. Me dolía la columna vertebral fuertemente, y quise moverme. Estaba con otro enfermos en un amplio salón dispuesto para ello, mientras entraban y salían enfermeras. Recordé que antes había estado en un cuarto con el médico que me aplicó el sedante. Aunque no deliraba, comencé a sentir pánico. Según parece, cuando uno sostiene una larga ingesta de licor, la falta de vitamina B acelera los nervios y así uno queda supeditado a merced del miedo y el espasmo. Mucho más, cuando los que saben de estas cosas deciden matarlo mediante la amenaza y tortura sicológica. Lo había vivido muchos años antes en “ La casa embrujada “. En el primer diciembre que estuve allí, quise ir a visitar a unos familiares que según entiendo tenían una fiesta en el Pastranita del Kennedy en Bogotá. Salí a la media noche, pue

Mis días en un hospital 3

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(-)   Llegar a un hospital es cosa terrible. Uno se muere del solo susto por el solo hecho de tener que estar ahí. Y sin embargo, cuando un hermano medio me llevó al hospital de la Hortúa, después de haberme arrojado desde el segundo piso del Bienestar Social del Distrito, ya que no podía soportar las voces que escuchaba ni sostenerme en pie pues había andado toda la noche anterior por esas calles de Bogotá adonde alcancé a llegar hasta los Juzgados de Paloquemado, porque como había cursado 4 años de derecho en la universidad Libre de Bogotá mi instinto decía que tenía que ir a denunciar el estado mental que me encontraba por cuenta de otros.  Estaba loco, y con miedo. Me habían intentado matar. Y mis nervios hacían que delirara. Nadie me había puesto cuidado, y al robarme y/o cambiarme el talonario de una cuenta que tenía en;tuve que suspender el licor abruptamente, mientras mis acuciosos perseguidores me hablaban en los oidos cuando me veían, me amenazaban en las calles, y ya me h