Los Makiavelos 2
"En el Discreto Encanto de la Burguesía", Luis Buñuel se mofa de la sociedad que hace parte. Y es que las críticas al modelo social heredado de la revolución francesa, con todos sus encantos, no son más que una de las tantas formas sociales por las que hemos atravesado los hombres. Son nuestras historias de las relaciones sociales, en la que con nuevos instrumentos de producción, nuestras éticas sociales han ido cambiando hasta nuestros días. El mayo del 68 no fue más que el despertar de un nuevo ciclo ascendente en nuestra historia. Con Daniel el Rojo, se desataron otras fuerzas sociales que nunca antes como tales habían participado. Ya no se trataba de la clase obrera que obraba como la liberadora de los oprimidos. Era más bien una clase media, un conglomerado de estudiantes, que pregonaban sobre la libertad del ser humano. Unos nuevos teóricos que nos hablaban como en el caso de Sartre, o el de los movimientos del feminismo de Simone Beauvoir inspirados por la compañera de éste último, y que nos recuerda a María Cano en nuestro país, con su participación en la huelga de las bananeras contra la United Fruit.
Marcuse, hablándonos sobre esa nueva alienación del hombre en esta sociedad del consumismo, y Marcel Proust tratándonos de contar su universo literario y filosófico en "En busca del tiempo perdido" , al igual que lo hizo Balzac en su tiempo con "La comedia humana" tal y como lo hicieron los Enciclopedistas en su tiempo.
Y en medio de esas revueltas sociales inspiradas por aquellos pensadores surgidos en la Francia como modelo para nuestro mundo occidental, los makiavelos estaban presentes.
Esas formas siniestras de esos personajes, luchando por sostenerse en el poder, en la que nos recuerdan que bajo esos mundos que hemos vividos, existen otras fuerzas oscuras en la que éstos, con sus argucias desean obtener sus beneficios, actuando tal y como Maquiavelo lo enseñara en "El Príncipe".
Ya en "1900", en la que Deniro nos describe el bajo mundo en la sociedad italiana de la época del fascismo; o el caso de la Cosa Nostra que al final del siglo anterior nos demostró, que bajo la égida que inspiraba el sueño americano, existían otras que luchaban por sostener su poder económico y social. Algo parecido con el fanatismo de los musulmanes, o lo que Jhon Voigth nos describe en una de las películas que actuó, adonde nos cuenta sobre una secta ultra secreta del ejército estadounidense, y en la que ésta planea un golpe de carácter militar en Los Estados Unidos.
Así son los makiavelos.
Y ahora qué tal esos personajes de carnes y huesos, azuzando contra sus congéneres para lucrarse en estas sociedades tan disímiles donde el poder del dinero es lo que prima.
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