Asesinatos perfectos
Los historiadores dicen que los pueblos que no conocen su historia están obligados a repetirla. Lo mismo podemos decir de las personas en particular. Muchas veces uno cree conocer la suya, y existe otra. Sobre todo cuando se vive en épocas de conflictos aunque el hombre pareciera que siempre la ha vivido así. Sir winston Churchill, si mal no recuerdo jugaba de niño con los soldaditos de plomo, muy parecido a los que nacimos en la decada del 50 del siglo pasado, tal vez previendo que cuando estuviera adulto tendría que llevar a la práctica los posibles conocimientos que hubiera tenido sobre la guerra, y que mucho antes de tener que soportarla en su patria, estuvo predicando entre los suyos el peligro de la Alemania nazi. Presumiblemente en esa guerra que libró defendiendo a sus compatriotas de la caida de las bombas Alemanas, también supo del tema que hablamos.Son aquellos a los que vulgarmente son utilizados como carnes de cañón. Claro que cada pueblo tiene sus imaginarios de patria, de honor, etc.;que son los que constituyen al fin de cuentas lo que los hace convertirse en ellos. El hara quiri para los japoneses. La inmolación de los servidores de Alá en el caso de los árabes, o simplemente aquellos que ha pesar de saber que fueron asesinatos, nunca se sabe quiénes fueron sus autores. También hay otros que ni siquiera suponemos que lo fueron porque simplemente pareciera que fueron tan normales que nadie se los imagina que así lo fueron. Por haber vivido una vida en la que el autor ha sido víctima de extrañas situaciones que lo convirtieron en paranoico, Así lo cree. Y por eso los novelistas escriben sobre esos temas, como si en realidad hubieran sucedido. No hay pruebas ni maneras de explicarlo. En el caso del que escribe estas lineas de pronto pueden ser las bases para una novela. Tal vez por eso en el derecho penal se habla de la carga de la prueba pero en países como el nuestro, con tantas desigualdades sociales y conflictivas el Estado no pueda en todos los casos comprobarlo. A pesar de nuestro desarrollo social, como humanos no hemos podido salir del poder que la fuerza otorga, y más que nuestra nauseabunda manera de disfrazar los delirios de grandeza por el poder, por el dinero; la envidia nos deriva hacia esos apetitos de violencia que terminan por desquiciar la ley de los demás al derecho de vivir y a morir como todos lo deseamos. Por la edad o por una enfermedad. Somos peores que los animales. No solo los estamos destruyendo sino que destruimos a nuestros semejantes. Con el recalentamiento global estamos destruyendo también el futuro de la humanidad. Los animales lo hacen contra otras especies de las suyas para sobrevivir. El hombre destruye a sus semejantes por ambiciones de poder o de dinero. Cuánto hace que murió Julio César a manos de Bruto, y todo lo que se desencadenó con su muerte. Marco Antonio y Cleopatra. Su hijo Cesarion en Egipto. Jesucristo que para la egida del imperio Romano fue el chivo expiatorio que utilizó Pilatos. No hemos cambiado en nada. Son crímenes que quedan impunes ante las leyes y ante las sociedades, porque nuestro espirítu nunca se ha conciliado por superar este atavismo, que ya amenaza con destruir la existencia de la vida sobre la tierra. Nuestra tierra es un planeta vivo. Sin el oxigeno las formas orgánicas están destinadas de seguir así, a desaparecer. Eso lo estamos haciendo día a día sin darnos cuenta. Por cada especie que desaparece para nosotros cuenta todo un proceso de millones de años que rapidamente va en contra de nosotros. Ya lo estamos viendo. El recalentamiento ya practicamente está terminando con los glaciares en los nevados de la zona ecuatorial en nuestro continente, y los polos terráqueos ya se están desapareciendo, muchos milenios después del proceso que la tierra siempre ha tenido alredor del sol y del universo. Somos unos animales destructores, a pesar de nuestro alto grado de desarrollo evolutivo.
;Compre nuestros libros dando clic en cada uno. Prioritario: Historia Básica del Tolima
Comentarios
Publicar un comentario