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El arte de enloquecer 3

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Escrito por: jesusantog el 13 Jun 2010 - URL Permanente en El País.com   Publicado en esa época en El País.es En fin. Existen tantas maneras, que a diario las vemos en nuestras calles. Por la pobreza, por el conflicto interno, por las guerras que hemos vivido, y por otras muchas cosas el ser humano delira. Deliramos. Cervantes nos lo contó. Todos tenemos algo de éso. Nos hablan de brujerías en la que los bebedizos están al orden del día. Nuestro mundo es así. Nuestras creencias nos llevan a concluir que existen métodos para hacerlo. Lo inducen a uno. ¿Qué tal que Ud se tome una cerveza con un grupo de amigos, y cuando menos piense se sienta mal? Cuando Ud. se paró a hacer alguna cosa o al ir a charlar con otro contertulio diferentes con los que está, alguien le echó una ceniza de un cigarrillo en el licor. ¿O qué tal que lo burundagueen? Ud. pierde el sentido y aparece después de varios días adonde no tenía que estar sin un peso en los bolsillos, o en un hospital. Y

El arte de enloquecer 2.

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Escrito por: jesusantog el 22 May 2010 - URL Permanente en El País.com Publicado en esa época en El País.es Hace casi más de 50 años estando muy niño, yo vivía en Ibagué, en una empinada calle que hoy es la 17, en la que correteaba permanentemente desde la carrera quinta hasta la cuarta en una bajada peligrosas en una patineta hecha por mí, en esas jugarretas que uno se  inventaba por no tener patines. Al llegar a la cima me deslizaba frecuentemente en esos días que hoy se nos antojan largos como si el tiempo hubiera cambiado. Un recién llegado del norte del Tolima, de Santa Isabel, que después tuvo la fortuna de ser médico y trabajar en el congreso de Colombia, para ser más exactos se dio a la tarea de contarme historias sobre sus vivencias en el campo, como las historias de los de los Europeos y las de todos los pueblos  donde la magia y el encanto de la imaginación terminan por convertirse en leyendas. En aquella calle adonde ahora existen unos negocios co

El arte de enloquecer

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Escrito por: jesusantog el 08 May 2010 - URL Permanente en El País.com   Publicado en esa época en El País.es Hace algunos años en el barrio Quiroga, en la tienda de don Pachito, un antioqueño de rakamandaka, así como nos lo cuenta  un prestigioso escritor costeño que hace poco murió, y me propuso que le vendiera unos libros. Yo estaba ya ido de la cabeza, y acababa de ser dado de alta del hospital la Hortúa por obra y gracia de mi decisión de escabullirme de dicho hospital, porque en los proyectos de mis acuciosos perseguidores fantasmales, lo único que deseaban era que terminara en el hospital de los locos que allí funciona. Gracias a una visitante desconocida, que a veces iba a ver a un familiar suyo, la logré convencer que me ayudara a escapar. No me querían dejar salir. Y lo logré. En el Murillo Toro, aledaño a este barrio había vivido unos pocos años, pues dentro de mi mente se me había formado una paranoia en la que si vivía lejos de " La casa embrujada &qu

Los makiavelos 4.

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Escrito por: jesusantog el 25 Abr 2010 - URL Permanente en El País.com   Publicado en esa época en El País.es   Sería largo y tenebroso seguir hablando de estos personajes. Digamos más bien que nuestras sociedades han sido permeadas a pesar de los patriotismos sobre nuestros orígenes, y de nuestras teorías en que las leyes a través de los años se han cimentado en los imaginarios colectivos de nuestros pueblos, por esas fuerzas oscuras que podríamos llamar policíacas, dictatoriales, en donde muy a pesar que nuestras culturas civilizadas han tratado lograr que no  terminen cohonestando con la impunidad de las que hemos ido construyendo desde nuestra independencia de los colonizadores españoles. Hackeo hoy 4/09/2.023 A mi por lo menos en lo personal he sido víctima de oscuras persecuciones, sin saber por qué. A veces creo que por haber sido autista. Y sin embargo desde que tengo uso de razón he sufrido de agresiones extrañas por gentes que me rodearon, personajes que en s